"Antes de mi retirada habremos ganado la Copa Davis"
A los 23 años, el mallorquín Carles Moyà vivió la gloria y el drama en la misma temporada. El 1999 comenzó bien para él, puesto que en marzo se convirtió en el primer español que alcanzó el liderato del tenis masculino mundial. Sin embargo, su año no fue bueno. Los octavos de final de Roland Garros, donde perdió ante Agassi un partido que ganaba por 6-4, 4-1, fue su mejor resultado en el Grand Slam. Y sólo la final de Indian Wells y las semifinales de Hamburgo y Halle lo acompañaron. En la Copa Davis recibió críticas, tanto por perder ante Brasil en la primera ronda como por no viajar luego a Nueva Zelanda en la permanencia. Un balance muy corto para un tenista que fue campeón de Roland Garros y finalista en el Masters en 1998. Moyà es ahora el 24º mundial.Pregunta. ¿Los médicos no se ponían de acuerdo sobre esta última lesión?
Respuesta. Fui a mil lugares. Hice todas las pruebas posibles en España y viajé a Alemania y dos veces a Austria. Ningún médico se puso de acuerdo. Al final, Ángel R. Cotorro tuvo razón. Me dijo que tenía una fisura en la vértebra L-4.
P. ¿Qué sensaciones tiene cuando ve que su físico le impide jugar?
R. Me resigné. Hice cosas que nunca había hecho, estudiar francés, hacer submarinismo, estudiar guitarra. A mí me gusta estar descansado, pasar una tarde en el sofá, pero sólo si sé que al día siguiente volveré a estar entrenándome a las nueve. Si no, lo paso mal. Creo que ha sido peor que cualquier derrota, pero algo positivo sacaré de esto.
P. Hablemos de la temporada. Fue el primer español varón [Arantxa lo había sido antes] número uno del mundo, pero sus resultados no fueron buenos.
R. Siempre he sido consciente de que algún año debía ser el malo. Tampoco lo ha sido mucho, puesto que fui número uno. Pero en lo referente a resultados no fue como 1998. Las lesiones han tenido algo que ver con eso. Llegué a Australia muy resfriado. Estuve una semana en cama, y en Sydney me aplicaron suero. Luego sufrí una lesión en el dedo gordo que me obligó a retirarme en India y me impidió jugar en plenas condiciones en el Godó y en Montecarlo. Jugaba con el dedo vendado y no tenía casi sensibilidad. Y luego la lesión en la espalda en agosto.
P. ¿Cómo se plantea la próxima temporada?
R. La espalda no me duele. Llevo dos semana entrenándome sin problemas. Tengo ilusión. No creo que llegue al cien por cien a Australia, pero espero coger la forma y las buenas sensaciones rápido, y perder algo de peso. Lo único que me falta es físico.
P. ¿Qué objetivos se fija para el 2000?
R. Después de lo que he pasado, lo que más deseo es tener salud. Sé que si estoy bien los resultados llegarán.
P. ¿Será éste el año español en la Copa Davis?
R. Puede, pero no queremos obsesionarnos porque eso nos crearía aún más presión y la Davis ya lleva presión de por sí. El sorteo no es malo. Ha habido algunos cambios en el equipo [destitución de Santana] y tenemos ilusión. Pero nos culpan de no ganar la Copa Davis, cuando en 100 años no se ha logrado. Tenemos buen equipo. No sé si será éste el año, pero estoy seguro de que antes de que me retire ganaremos la Copa Davis.
P. ¿Jugará el doble con Corretja si los capitanes se lo piden?
R. Hemos hablado de ello. Es un tema que está ahí. Si en alguna ocasión debemos hacerlo, lo haremos.
P. ¿Cómo encajó las críticas por no jugar la Copa Davis en Nueva Zelanda?
R. Ya sé que cuando estás arriba todo funciona y cuando estás abajo te caen palos. Tenemos tantas ganas de ganar la Copa Davis como quienes más nos critican.
P. ¿Es cierto que estos problemas unieron más a los jugadores?
R. Sí. Lo de Nueva Zelanda nos unió a los que no fuimos. Con Àlex y Albert Costa hablamos y decidimos que nos convenía a todos salir juntos del tema, porque si no podía afectar incluso a nuestra relación en el futuro. Nos unió especialmente a Àlex y a mí, que fuimos quienes más críticas recibimos.
P. ¿La dualidad entre Moyà y Corretja, esa rivalidad, les ha servido como revulsivo?
R. Sin duda. Es una rivalidad sana. Cuando uno gana, el otro se plantea que también puede hacerlo. Y eso nos ha llevado arriba. Si yo hubiera sido el tercero mundial y el siguiente español el 25º, habría perdido motivación. Y si he sido número uno creo que también fue por él: fue el segundo mundial y yo quería ser el mejor. Y no paré hasta que lo logré.
P. ¿Ha asumido bien los cambios vitales que le han supuesto sus éxitos tenísticos?
R. Sigo con los mismos amigos. Económicamente las cosas han mejorado. Pero soy el mismo. Puedo ir solo al supermercado, ir de tiendas y actuar como cualquier persona normal. De cara a los demás mi vida ha cambiado, pero entre los míos, no.
P. ¿Le molesta que le digan que no le gusta entrenarse, que le encanta divertirse?
R. No, porque es la verdad. Pero por salir no pierdo nunca un entrenamiento. Y lo que no hago es salir antes de un partido como se ha dicho. No quiero ser modelo para nadie. Cada cual tiene su vida y busca que le funcione. No hago mal a nadie y si perjudico a alguien es a mí mismo. Intento ser profesional, estar a las diez en la pista y, aunque me cueste, cumplo.
P. ¿Es tan fácil como algunos creen la vida de los tenistas?
R. Lo difícil es ganarte la vida con el tenis. Sólo un 1% ciento lo consigue. Pero luego, cuando estás arriba, la vida es muy fácil. Salen cosas de todas partes. Yo no me cambiaría por nadie. He elegido lo mejor. Me sobra el dinero, de momento; vivo bien, y mi familia también; tengo buenos amigos, y me siento muy satisfecho con la vida que llevo.
P. ¿Qué cree que le ocurrió en Roland Garros cuando iba ganando por 6-4 y 4-1 a Agassi y acabó perdiendo?
R. Que soy gilipollas. Si aquel partido lo pierdo en la Davis me matan. Pero eso me sucede desde los 12 años. Me relajo, creo que ya está ganado, como en el Masters [ante Corretja en la final]. En ocasiones acabo ganando, pero cuando juegas con gente de este nivel o los machacas o pierdes.
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