La oposición tendrá un candidato único en las elecciones de Croacia
Drazen Budisa, de 51 años, candidato presidencial de los dos partidos más fuertes de oposición en Croacia, se muestra dispuesto a sacar el país del aislamiento internacional en que lo sumió el régimen del fallecido Franjo Tudjman. En una entrevista concedida a EL PAÍS, Budisa declaró que está dispuesto "absolutamente" a perseguir la corrupción, a reformar la Constitución para convertir el país en un régimen parlamentario, someter a control los servicios secretos y hacer transparente la ayuda a los croatas de Bosnia
Los dos partidos más fuertes de la oposición en Croacia, los socialdemócratas (SDP, excomunistas) y los social-liberales (HSLS), se han puesto de acuerdo en presentar a Budisa como candidato presidencial en las elecciones cuya primera vuelta se celebrará el 24 de enero. La elección del sucesor del fallecido caudillo Franjo Tudjman se celebrará tan sólo tres semanas después de las legislativas del próximo 3 de enero, en las que las encuestas pronostican una derrota del partido de Tudjman, la Unión Democrática Croata (HDZ).Como tarea primordial si gana las elecciones, Budisa se ha fijado "transformar Croacia en una democracia parlamentaria y abandonar el sistema presidencialista, que en el tiempo de Tudjman tenía características extremas. Cambiaremos la Constitución si conseguimos la mayoría parlamentaria necesaria. En ese caso, el Gobierno no respondería más ante el presidente de la República, sino exclusivamente al Parlamento". La segunda tarea sería "sacar a Croacia del aislamiento internacional y de la crisis en la que se encuentra. En la presentación de mi programa ante los colegas de la coalición que me respalda he dicho que en el futuro nuestro país deberá aceptar con más cuidado los compromisos internacionales que se nos presenten, pero, a diferencia del periodo del que salimos, los compromisos aceptados deben ser absolutamente respetados y cumplidos. Creo que aceleraremos los procesos de integración euroatlántica, que en estos momentos están totalmente parados, y que mejoraremos la imagen internacional de Croacia, ahora poco adecuada".
En política interna, el objetivo central de Budisa será "poner bajo control parlamentario a los servicios secretos, que están fuera de control y que ahora responden a los intereses de determinados grupos de presión. Esto representa uno de los mayores peligros y desafíos para la democratización de Croacia".
Una de las objeciones de la comunidad internacional al régimen de Tudjman ha sido la falta de colaboración con el Tribunal Penal Internacional para los crímenes en la antigua Yugoslavia. A la pregunta de si está dispuesto a entregar a generales croatas que se mencionan como presuntos responsables de crímenes de guerra, Budisa responde: "Los generales no están acusados. Estudiaríamos ese problema, si se levantaran acusaciones formales. No veo motivo para contestar a esa pregunta antes de tiempo". Según Budisa, "el problema más grave es el de la documentación exigida por el tribunal sobre las operaciones militares realizadas por las fuerzas croatas en mayo y agosto de 1995, y con las cuales las autoridades legales recuperaron el control de los territorios sublevados por los paramilitares serbios en Krajina. Absolutamente nadie en los partidos de oposición está informado acerca de qué tipo de documentación se trata. Si fuera documentación sobre crímenes cometidos, particularmente luego de la finalización de las operaciones militares de liberación de los territorios ocupados, es decir, asesinatos de civiles, y se habla de cientos de civiles ejecutados, o destrucción de viviendas civiles, de lo que se habla en miles, entonces no hay motivo alguno para no entregar dicha documentación al tribunal. Pero para contestar con precisión a su pregunta, debería saber qué tipo de documentación se exige de Croacia, porque nuestra opinión pública no está informada al respecto".
La ayuda a los croatas de Bosnia-Herzegovina supone un enorme sacrificio para Croacia y se considera también como un intento de impedir la integración de esa comunidad en ese país redefinido en el acuerdo de Dayton.
Budisa enfatiza que "la obligación de ayudar a los croatas en Bosnia-Herzegovina se mantendrá, porque es un compromiso nacional y constitucional. Una pregunta particular es qué sucederá con la ayuda militar del Gobierno croata a los croatas del país vecino. Creo que es necesario reducir drásticamente la fuerza militar en Bosnia y Herzegovina. Pero la reducción debe ser severamente controlada y debe abarcar a los efectivos de los tres grupos étnicos. No sólo los croatas, sino también los bosnio-musulmanes y los serbios".
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