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Entrevista:PERE ESTEVE

PARLAMENTARIO EUROPEO Y SECRETARIO GENERAL DE CONVERGÈNCIA DEMOCRÀTICA "Nuestro apoyo al PP o al PSOE dependerá de que Cataluña esté representada en la UE"

Pere Esteve (Barcelona, 1942) encabezó la candidatura de Convergència i Unió al Parlamento Europeo en las elecciones de junio. Desde entonces ha compatibilizado su trabajo como eurodiputado con el de secretario general de Convergència. Tanto en Estrasburgo como en España, una de sus principales tareas es que se reconozca el carácter plurinacional del Estado: la aplicación de la Declaración de Barcelona.Pregunta. El PP ha cerrado la puerta para que las comunidades autónomas estén representadas en la Unión Europea. ¿Qué piensa hacer CiU para impedirlo?

Respuesta. El PP nos niega lo principal. Lo que planteamos es el reconocimiento nacional de Cataluña, y cerrarnos la puerta es una típica actitud de no ser reconocidos. En esta legislatura, nuestra colaboración con el PP ha sido exitosa en algunos asuntos, pero en otros la distancia es muy grande. ¿Qué pensamos hacer? Pues habrá que superar el grave problema cultural que nos separa del PP y de una parte importante del PSOE. Si ni siquiera podemos tener la representación directa en cuestiones que nos afectan, significa que el PP tiene una visión de la redistribución del poder político en Europa diferente a la nuestra. Para los próximos cuatro años podemos articular estas reivindicaciones a través del pacto por el autogobierno, asegurándonos la representación exterior. El PP y el PSOE han de saber que nuestro apoyo pasa por este punto.

P. ¿Cómo se estructura la presencia de Cataluña en los organismos europeos?

R. Hay varias posibilidades. Un proceso ya negociado con el Gobierno es una presencia rotativa, sobre todo en los asuntos de nuestra competencia. Pero la aceptación de que Cataluña esté representada en Europa deberá ser consecuencia del reconocimiento de nuestro derecho a un poder político.

P. En la campaña, usted dijo que llevaría la Declaración de Barcelona a Europa. ¿Por qué no ha cuajado un grupo parlamentario de todos los nacionalistas europeos?

R. Ya no se planteó. Lo que propusimos es la fórmula del intergrupo. Convergència nunca se ha planteado abandonar el Grupo Demócrata Liberal porque éste ha ido acogiendo positiva y progresivamente nuestros puntos de vista, incluso la modernización del discurso liberal, de individualista a comunitarista, es decir, que devengan tan importantes las libertades individuales como las colectivas. De las ocho propuestas posibles sobre la formación de intergrupos, una de ellas es la de las naciones sin Estado, y espero que nuestro trabajo fructifique.

P. ¿Existen diputados suficientes para poder plantearlo?

R. No. Además, un grupo parlamenario de naciones sin Estado no es la solución adecuada ni tampoco lo que queremos.

P. ¿Hasta qué punto el debate entre liberal y nacionalista catalán es algo endeble, tomado por los pelos?

R. Ramon Trias Fargas era eminentemente un liberal nacionalista catalán y no se incorporó a la Internacional Liberal solo. En el Parlamento no podemos formar otra cosa que grupo e intergrupo. En realidad, de lo que hablamos es de una redistribución del poder político, de la soberanía compartida. Por ejemplo, cuando se produzca la ampliación de la Unión Europea, ¿qué diferencia hay entre Eslovenia y Cataluña? ¿Los eslovenos han de tener en Europa muchos más derechos que los catalanes?

P. Los eslovenos tienen un padrino potente.

R. Y tienen un Estado. Pero hablemos de los viejos. A la larga, ¿hay alguna razón por la cual la situación de la nación, lengua y cultura danesa tenga que ser muy diferente de la catalana? No. Sólo hay una razón: históricamente, la última guerra de turno trazó un Estado. Como bagaje histórico puede parecer perfecto, pero como convivencial es muy justito. Si construimos una Europa abierta, todo esto decaerá. Los Estados podrán resistirse, pero la realidad no debe basarse en líneas establecidas natural o artificialmente.

P. Esto significa cambiar las reglas del juego.

R. Significa un cambio de cultura.

P. ¿Ha de apostarse por la Comisión Europea más que por el poder de los gobiernos?

R. Entenderá que en última instancia yo me oriente más al poder del Parlamento.

P. Pero, ¿qué es mejor, apostar por la Comisión Europea o continuar con el estado actual del poder de veto de los países?

R. Estamos haciendo más en cuanto a cultura política que en acción política. Los dos principales campos de acción son, primero, respetar el papel de la comisión y segundo, la actuación del futuro Gobierno.

P. El Parlamento todavía no tiene un peso decisivo. ¿Debe incrementar su poder?

R. Es prematuro. Lo que interesa ahora es profundizar en la reforma institucional, en que la conferencia intergubernamental no se limite a unas instrucciones precisas de los asuntos generales, de los residuos de Maastricht, sino que sea más ambiciosa.

P. En la cumbre de Helsinki se abrió la puerta a Turquía, un país puesto en entredicho en cuanto al respeto a los derechos humanos. ¿No se están primando unos intereses estratégicos?

R. Hay dos posiciones, pero coincidentes en el fondo. La primera es no negociar la entrada hasta que Turquía esté dentro de la norma occidental de los derechos humanos, y la segunda decir que nos interesa mucho que entre, pero que esto no se hará efectivo hasta que no cumpla estos requisitos. No he escuchado a ninguno de mis compañeros que dé razones económicas.

P. En cuestiones de defensa, parece que siempre vamos a remolque de Estados Unidos. Ahora se está cometiendo un caso claro de violación de los derechos humanos en Chechenia.

R. Hay tres niveles para tratar esta cuestión. Uno es el político, y se ha condenado la acción. El segundo, el económico, que todos los planes de ayuda estén condicionados a que las cosas cambien, y ya se han impuesto limitaciones. Y el tercero es el militar; poca gente defendería una intervención militar en Chechenia.

P. Pero existe una incapacidad innata europea.

R. No. La política internacional todavía tiene limitaciones. Es muy importante constituir la fuerza rápida de intervención, pero cuando la tengamos no podremos ir allá adonde queramos. No estoy seguro de que la acción armada sea la solución sistemática. A veces, aunque moralmente creyéramos que es posible, políticamente no lo es.

P. ¿Por qué se da prioridad a unos países frente a otros en la ampliación europea?

R. Ha habido profundos cambios. Antes había el grupo de primera y el de segunda, y ahora se da prioridad a los progresos de cada país. Es tan importante el final como el proceso de adaptación, no sólo en cuanto a derechos humanos, sino también en adaptar las legislaciones de cada país, la economía, la libertad de mercado, la justicia, etcétera.

P. Sobre su asistencia a los plenos, ha sido el parlamentario catalán que menos ha asistido.

R. La mayor o menor asistencia no es ni mucho menos el mejor criterio para valorar el trabajo de un eurodiputado y mucho menos todavía, sin ningún tipo de lógica, que se haga durante un periodo de tres meses. Soy secretario general de mi partido y durante septiembre y octubre preparé las elecciones que más nos afectan. Además, como europarlamentario he cumplido con mi trabajo y estoy satisfecho de cómo lo he desarrollado.

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