El Día de los Inocentes trae un "cambio de poder" en Vélez-Rubio

El Día de los Inocentes (28 de diciembre) es celebrado en la localidad almeriense de Vélez-Rubio con un original ritual en el que el poder municipal es sustituido por el de un grupo de bromistas encargado de imponer las más descabelladas multas a sus convecinos. La fiesta, cuyos orígenes se remontan al siglo XVI, consiste en sustituir al alcalde original por un vecino cualquiera durante 24 horas en las que todo está permitido.Este alcalde por un día ha sido en esta ocasión Amador Cañabate, que, vestido con levita y sombrero de copa, como marca la tradición, recogió ayer de manos del verdadero alcalde, Ginés Romero, la vara de mando que le permitió juzgar, multar y encarcelar a cualquier viandante.

La ceremonia dio comienzo poco después de las 10.00 cuando el alcalde de los inocentes inicio su recorrido por las calles del pueblo acompañado de una alcaldesa y un cura, además de los llamados guindillas, los verdaderos protagonistas de este juego. Los guindillas actúan como alguaciles que acatan las más disparatadas órdenes del falso edil. El grupo recorrió las calles del pueblo cerrando los establecimientos y persiguiendo a cuantos ciudadanos encontraron a su paso.