El PSOE califica al Gobierno de Aznar como "el de la derecha clásica"

El PSOE se muestra seguro de ganar las próximas elecciones generales porque la inmensa mayoría de los ciudadanos ha podido constatar ya que el Gobierno del PP no actúa desde posiciones centristas, sino que, "como la derecha clásica, beneficia a unos pocos y no tiene en cuenta a la mayoría", afirmó ayer su portavoz parlamentario, Luis Martínez Noval.El desprecio al Parlamento, la mala gestión respecto a la justicia y el medio ambiente, el retroceso general en el Estado del bienestar, la ausencia de un reparto equitativo entre los más desfavorecidos a pesar del crecimiento de la riqueza nacional, el mediocre o insignificante papel de España en el mundo y la marcha atrás en las libertades fueron los trazos que dibujó Martínez Noval para concluir que, efectivamente, en ningún momento se puede hablar de que los populares practiquen una política "centrista". La suya, enfatizó, es la clásica "de la derecha".

Después de analizar área a área las actuaciones del Ejecutivo de José María Aznar, Noval criticó asimismo que algunos de sus miembros no hayan separado "la barrera de la acción pública de la de sus negocios privados" y, en concreto, citó al ministro portavoz, Josep Piqué; al de Fomento, Rafael Arias-Salgado; al de Exteriores, Abel Matutes; al de Sanidad, José Manuel Romay, y al de Economía y Hacienda, Rodrigo Rato.

Noval y la secretaria general de su grupo, María Teresa Fernández, hicieron un retrato de las acciones y omisiones del Gobierno desde su perspectiva y resaltaron la formación en España de "una concentración económica con un cambio radical en la estructura financiera". Este nuevo poder, en su opinión, habría surgido del proceso de privatización de empresas como Repsol, Telefónica, Tabacalera y Endesa, cuyos presidentes fueron nombrados por el Gobierno en 1996, cuando todavía eran públicas, y permanecen como tales.

A su vez, el secretario general del PP, Javier Arenas, replicó en el sentido de que lo que le sucede al PSOE es que no ha sabido adaptarse a su condición de oposición después de haber permanecido en La Moncloa durante 14 años, desde 1982 hasta 1996.