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El aumento de la temperatura y la lluvia ponen en peligro la temporada de esquí en las estaciones del Pirineo

El magnífico estreno de la temporada de esquí durante el largo puente de la Purísima podría verse truncado si no mejoran en las próximas horas las condiciones climatológicas en el Pirineo de Lleida. La fina lluvia que cayó el domingo y ayer en algunas estaciones, unido a un inusual aumento de la temperatura, ha empeorado las condiciones de las pistas, aunque los responsables del sector se muestran optimistas y confían en que los aficionados no se quedarán sin nieve durante estas vacaciones de Navidad.En las estaciones de Port Ainé y Espot Esquí, en el Pallars Sobirà, y en Boí-Taüll (Alta Ribagorça) reinaba ayer una gran preocupación por el tiempo, ya que la humedad y el calor han provocado estragos en las pistas, especialmente en las cotas más bajas, donde la nieve ha desaparecido parcialmente. El principal problema radica en que la nieve se funde y las elevadas temperaturas impiden el proceso de innivación artificial. "Si no bajan las temperaturas de forma inmediata, el panorama sera muy negro. Hace más daño la humedad que el sol", se lamentó un responsable de Port Ainé.

La estación de Baquèira-Beret, donde ayer esquiaron más de 10.000 personas, es la que ofrece mayor cantidad y calidad de nieve a pesar de que durante el día de ayer las temperaturas oscilaron en la mayoría de sus pistas entre uno y cinco grados centígrados. Roberto Buil, portavoz del complejo aranés, explicó que la niebla y la humedad de los últimos días han hecho disminuir en cinco centímetros los espesores de nieve, aunque ello no significa ningún problema para la práctica del esquí. "En estas condiciones, lo único que ocurre es que cambia la calidad de la nieve, que pasa de polvo a húmeda", añadió.

Buil, al igual que el resto de los responsables de estaciones de esquí consultados, señaló que no es normal que en estas fechas se den unas condiciones de bonanza climatológica, pero confía en que la situación no se prolongue demasiado. De hecho, las previsiones meteorológicas indican un cambio de tiempo a partir de hoy, que se traducirá en una bajada de las temperaturas en todo el Pirineo catalán. Ello traerá nuevas nevadas y, sobre todo, la posibilidad de poner en funcionamiento los cañones que fabrican nieve artificial.

Como ya ocurrió durante el pasado puente de la Purísima, el Pirineo de Lleida volverá a recibir a partir de mañana otra avalancha de esquiadores y, a juzgar por el nivel de reservas, la ocupación hotelera volverá a estar por encima del 95% en los establecimientos situados en un radio de 30 kilómetros de las pistas. Las diez estaciones de esquí agrupadas bajo la marca Neu de Lleida, patrocinadas por el Patronato de Turismo de la Diputación de Lleida, esperan vender más de 360.000 forfaits durante las fiestas de Navidad, Año Nuevo y Reyes. Entre el pasado 24 de diciembre y el 9 de enero, se calcula que el sector de la nieve generará unos beneficios de 7.000 millones de pesetas.

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