_
_
_
_
ENRIQUE BALTANÁSENSAYISTA Y POETA

"Las verdaderas señas de identidad de Andalucía están en su Estatuto"

Enrique Baltanás es un ensayista que quiere romper tópicos con su último libro, Las columnas de Hércules. Baltanás (Alcalá de Guadaira, 1952), que es doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla, ha puesto un elocuente epígrafe a su libro: Realidad o invención de Andalucía. Algunos de sus otros trabajos se han centrado en distintos aspectos del flamenco. Ha publicado, además, cuatro libros de poesía.Baltanás deja claro desde el principio de su obra a qué se refiere al hablar de Andalucía: "Lo que aquí llamamos Andalucía no es otra cosa que la Comunidad Autónoma de Andalucía, así constituida por expresa voluntad del censo electoral, al amparo de lo previsto en la Constitución española de 1978. Tartessos, la Bética, Al-Ándalus, Vandalia... no eran y no son Andalucía. (...) Andalucía es una creación española. Esta afirmación puede escocer a algunos, pero es rigurosamente verdadera".

El autor justifica así esta opinión: "Andalucía es una realidad político-administrativa que no hay que confundir con conceptos históricos y culturales. Cataluña es también una realidad político-administrativa. Otra cosa es su ámbito cultural histórico, que incluye el Reino de Valencia, Baleares y el Rosellón francés". "Para Blas Infante, Andalucía no era sólo la Andalucía actual, sino Andalucía más Marruecos. Blas Infante llegó a pedir que la II República cediera el Protectorado de Marruecos a la autonomía andaluza. La bandera de Andalucía es blanca y verde porque el verde representa a la Andalucía del norte y el blanco representa a la Andalucía del sur, que es Marruecos", recuerda Baltanás.

El autor cita a José Antonio González Alcantud, antropólogo y director del Centro de Estudios Ángel Ganivet, para intentar perfilar aquellos rasgos que caracterizan a la región. "Andalucía comienza siendo un sueño exterior, una imagen que acuñan los viajeros románticos", reflexiona González Alcantud.

"Lo curioso es que esa imagen acabó por aceptarse también aquí. Los indígenas se comportaron, se vistieron, se mostraron exactamente como los turistas los querían: la oferta se adaptó a la demanda, ni más ni menos. Ahora bien, debajo de esa capa de pintura, y nunca mejor dicho, ¿qué realidad había? Pues un sistema de ciudades muy antiguas, que se habían mantenido a través de las diversas civilizaciones. Unas ciudades enfrentadas entre sí, con intereses contrapuestos. El caso paradigmático es el de Sevilla y Granada, que polarizan a las dos Andalucías", concluye González Alcantud.

Baltanás abunda en esta opinión: "Esto pone de manifiesto el viejo dicho de que la realidad imita al arte. En el siglo XIX había en Inglaterra una gran demanda de cuadros costumbristas andaluces. El padre y el hermano de Bécquer exportaban a mansalva estos cuadros a Inglaterra. El sistema de ciudades es más antiguo que cualquier otra división administrativa".

El flamenco no es, a juicio del escritor, una seña de identidad andaluza. "El flamenco tiene dos siglos. Es una invención del Romanticismo. No es una música gitana ni hebrea ni hindú. El flamenco son cantos populares españoles que sufren una orientalización artificial, que sufren unas influencias y unas modificaciones a cargo de artistas individuales... No hay ningún testimonio escrito sobre el flamenco en autores de los siglos XVI, XVII y XVIII. En la creación del flamenco intervienen catalanes, navarros... Además, el flamenco también tiene la influencia de la ópera italiana. El flamenco no es una seña de identidad andaluza. Porque no a todos los andaluces les gusta el flamenco ni el flamenco gusta sólo en Andalucía", explica Baltanás.

El ensayista cree que la "Andalucía de hoy no es el Al-Ándalus moro" ni "la de los bandoleros de Sierra Morena o los majos de Cádiz". "Andalucía es, sobre todo, su Estatuto. En el Estatuto de Autonomía están sus verdaderas y más activas señas de identidad. El pueblo se movilizó y votó el Estatuto", recalca el autor.

Baltanás concluye: "¿Qué señas de identidad vamos a buscar? Ninguna. ¿Vamos a acogernos a los tópicos de siempre? ¿Vamos a seguir diciendo que los andaluces son flojos, que los catalanes son avaros, que los vascos son brutos...? ¡Eso son tonterías! Lo que hay que preguntarse es si el Producto Interior Bruto de Andalucía mejora o no, si las empresas son competitivas, si la educación y la sanidad funcionan... Y lo demás son ganas de marear la perdiz. Los hombres son iguales en todos los sitios".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_