Los 'pibes' del siglo XXI
Javier Saviola (18 años) y Pablo Aimar (19) son las nuevas estrellas del fútbol argentino
"Tiene algo de Maradona", se dice en el fútbol argentino cuando algún pibe parece que puede ser. "Sí, los pantaloncitos cortos", responden los que saben que ya no habrá ninguno igual. Es probable que tanto fútbol ya no entre en el cuerpo de un sólo jugador al menos por un tiempo, pero las virtudes sumadas de Pablo Payaso Aimar, de 19 años, y Javier Conejo Saviola, que acaba de cumplir 18, se acercan al ideal. Aimar tiene los títulos en seleccionados juveniles, el toque de balón, la pegada y el talento para ver el juego. Saviola es, después de Maradona, el segundo pichichi más joven en la historia de la liga Argentina. Entre los dos han llevado al River al título del Torneo Apertura.La herencia de ese fútbol soñado fue depositada mitad y mitad en los genes de cada uno. El Payo Aimar, padre de Pablo, jugó en el Newell´s y en el Belgrano de Córdoba. Al sur de esta provincia, en Río Cuarto, nació Pablo César en la madrugada del 3 de noviembre de 1979. Un año antes la selección argentina había ganado su primera Copa del Mundo, y el pibe recién nacido fue llamado Pablo, como quería la madre, pero también César, en homenaje a César Menotti, el seleccionador de Argentina por enonces. Ahí, en ese detalle, el padre ya le estaba diciendo a su hijo cuál es el fútbol que se debe jugar en este país.
Javier Saviola no era titular en las divisiones inferiores del club, entraba y salía de los equipos, pero eso no es de extrañar. En el River siempre hay muchos y buenos jugadores esperando su oportunidad. Los domingos Javier era uno más de los recogepelotas. Así podía ver de cerca a sus ídolos, Muñeco Gallardo, Burrito Ortega y el uruguayo Enzo Francescoli. La escuela, el estilo del River, le entraba por los ojos. Llegó el día en que faltaron jugadores para un entrenamiento, y el técnico Ramón Díaz hizo lo que más sabe de su oficio: "Éste puede ser".
De ese primer entrenamiento Saviola recuerda que Mono Burgos, actual portero del Mallorca, le dejó la marca de los tapones en una bota: "En una jugada lo quise eludir y él se tiró con las dos piernas. El golpe me dolió muchísimo". Después fue el propio Burgos quien le bautizó Conejo. Lo miraba correr alrededor del campo y gritaba, "¡ahí va el conejo!". Para terminar con la bienvenida al fútbol grande, en la concentración del equipo Burgos se metió el dedo en la oreja y luego revolvió con el mismo dedo el té que iba a tomar Saviola. El pibe no dijo nada, pidió otro y comprendió que ése era un gesto que le integraba a las bromas del grupo.
El conejito tenía 16 años cuando debutó en la primera del River. "Dos días antes lloré abrazado a mis padres porque Díaz dijo que estaba convocado. Fui al banquillo y en el segundo tiempo Ramón me llamó para entrar, no podía creerlo. Jamás voy a olvidarme de lo que me dijo: "Quiero que entres tranquilo, tú eres muy chico y aquí la responsabilidad las tienen todos esos jugadores experimentados que ves ahí. Así que ve y muestra lo que sabes. Yo y todos los jugadores te bancamos [respaldamos] a muerte". Y entró y convirtió su primer gol. Un año más tarde la prensa le elegía como "la revelación del año" en la misma fiesta en la que Maradona era consagrado el mejor del siglo. Y era Diego el que estaba ahí, a su lado en la fotografía y era Diego, el fanático del Boca, el que le pedía a él una camiseta del River.
Comparado con Saviola, el flaquito Aimar tiene la experiencia de un veterano. A los 16 años ya era campeón mundial sub 20 en Malasia. Fueron Pekerman, seleccionador juvenil de Argentina, y Daniel Passarella los que lograron que Aimar resistiera en Buenos Aires, lejos de su familia. El Payaso es un chaval callado, tímido ante la prensa y los extraños, muy unido a su gente, buen estudiante, educado y humilde. Un jugador que todavía hoy, después de convertir el mejor gol del año, aquél que le hizo al Boca en el derbi, y de demostrar en cada partido que es, junto con Riquelme (Boca), el mejor media punta de todos los que actúan en Argentina, todavía sigue diciendo que le falta mucho. "Yo no me creo todo lo que dice la prensa, ni lo que vale mi traspaso. Igual te lesionas o juegas mal un par de partidos y enseguida dicen que no vales nada, que no puedes jugar. Yo sé cuánto me falta todavía para ser un gran jugador".
Los dos tienen algo también de los sueños que tenía Maradona. Coinciden en que su máxima aspiración es "jugar en la selección y ser campeón del mundo", pero Saviola tiene ganas también de jugar algún día en la Liga italiana, "en la Roma". Desde allí le mandaron la camiseta porque sabían que era tifosi de ese equipo. El Conejo también era hincha del Sevilla, cuando jugaban Maradona y Simeone.
Pregunta. ¿Qué otros equipos españoles le gustan?
Respuesta. El Barcelona y el Real Madrid, por supuesto, porque son los más importantes, pero también me gusta el Rayo porque tiene la camiseta igual a la del River.
P. Y de los jugadores que ve por televisión de esas Ligas, ¿cuáles le parecen los mejores?
R. El mejor de todos y del mundo, para mí, es Rivaldo. Ése sabe todo, es un lujo verlo. Ojalá algún día pueda jugar con él. También sigo mucho a los argentinos, a Solari, Piojo López, Ortega, Hernán Crespo, Gallardo...
P. ¿Pero a qué club le gustaría ir?
R. Si fuera por mí, yo elegiría el Roma.
Aimar se ríe y calla. El no quiere irse del país. Como Maradona, que era capaz de cruzar el Atlántico para estar dos días en Buenos Aires.
P. ¿Ni aún dentro de unos años?
R. Nunca. Si fuera por mí no me iría nunca de Argentina. Quisiera jugar siempre aquí, en el River y en la selección.
P. Eso será difícil.
R. Sí, seguro. Los clubes argentinos tiene que vender a los jugadores. Pero yo, si llego a un acuerdo con el River, no me voy. A mí me gusta estar aquí y viajar a Río Cuarto en cuanto pueda para comer un asado con mis padres, mis hermanos y mis amigos. A pesar de que ahora tengo un piso más grande y ellos pueden venir y quedarse. Pero no es lo mismo.
P. Todos saben esa historia de que Pekerman y el propio Passarella llamaron a tu padre para decirle que por favor te convenciera de quedarte en el River.
R. Bueno, yo me siento bien con ellos y cuando estoy aquí los echo de menos, también a mis amigos.
P. Si tuvieras que irte a España, ¿qué equipo elegirías?
R. No sé, yo ahora sigo al Atlético, porque ahí juega Solari, que es amigo mío de cuando estábamos juntos en el River. Me parece que el Atlético no anda bien pero tiene buenos jugadores, para mí Solari es uno de los mejores de la Liga.
Quince goles de Saviola y nueve de Aimar en 19 partidos. Los de Saviola han sido todos desde adentro del área. Un toque, una carrera corta, un remate cruzado, una chilena improvisada. Los de Aimar han sido espectaculares por la pegada en los tiros de falta, la calidad de la definición, la forma de acariciar del balón. Los dos tienen en la forma y en los contenidos algo de Maradona. Algo más que los pantaloncitos. Es que tanto fútbol no cabía en solo jugador.
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