El emigrante rico

Roque Romero tuvo cuatro hijos. De origen humilde, a los 24 años se casó y emigró desde Sevilla a Alemania en busca de trabajo. Regresó a los pocos años. Su empresa quebró y cayó en el paro. El hijo mayor, Emilio, se fue de casa a los 16 años para trabajar. Jesús se dedicó al fútbol pero no consiguió triunfar. Roque se hizo policía. Y el menor -su madre lo tuvo a los 39 años- resultó un portento físico apasionado por el deporte, "sobre todo con el juego de la pelota". José Mari estaba llamado a cubrir a su familia de fortuna. "Era el pequeñito" -recuerda su padre- "y la verdad es que ahora es como si nos hubiésemos sacado la lotería... Él siempre se ha portado muy bien con sus tres hermanos". José Mari (Sevilla, 10 de diciembre de 1978) se ha convertido en un emigrante rico. A diferencia de sus padres, que dejaron España sin un duro, él acaba de firmar un contrato con el Milan por el que ingresará unos 1.500 millones de pesetas en concepto de ficha hasta el año 2004. Ayer pasó el reconocimiento médico.Roque supo que su hijo se marcharía del Atlético hace un mes. Cuenta que fue a verle al Calderón y oyó que el público le pitaba. Luego, dice que José Mari se dirigió a su representante en términos suplicatorios: "Fermín [Gutiérrez], búscame un equipo porque esto ya no lo soporto". A los pocos días, comenzó a sonar el teléfono de su casa, en la localidad madrileña de Pozuelo. "Capello [técnico del Roma] le llamó varias veces...", recuerda Roque. Luego apareció el Milan. Los clubes italianos se sentían atraídos por ese jugador veloz, fuerte "de nacimiento", como dice su padre. "Nunca fue a un gimnasio, pero se traía todas las medallas del colegio cada vez que se hacían competiciones de salto de altura y carreras de 100, 200 y 400 metros".

A los 11 años, Julián Rubio se lo llevó a los juveniles del Sevilla. Allí debutó en el segundo equipo. Más tarde en la selección Sub15, y a los 18 -era el goleador del Sevilla B, con 11 tantos en 15 partidos- Camacho le hizo debutar en Primera.

En el Atlético su progresión se estancó paulatinamente. Una fuente con responsabilidad en el club descubre a un jugador todavía inmaduro: "Se había convertido en un futbolista estancado y le hará bien marcharse. Tiene grandes condiciones; es rápido, dispara bien con las dos piernas, cabecea bien... sólo le faltaba un poquito de mala leche. Era demasiado ingenuo. Si entraba a chocar con el portero iba a cara descubierta en lugar de poner el codo... y así fue como Láinez le rompió la nariz el año pasado contra el Villarreal".

Vincenzo Pincolini, preparador físico del Roma que conoció a José Mari durante la etapa de Sacchi en el Atlético, le augura tiempos difíciles: "Habría estado mejor en el Roma. En Milán la afición presiona mucho, el club demanda resultados inmediatos, el clima es mucho más frío que en Madrid... y José Mari necesita tiempo".

Coincidiendo con Pincolini, la madre del delantero parece poco entusiasmada. "Estoy contenta pero no tanto. Porque nos vamos a Milán. ¡Y yo lo que más quiero es estar en mi tierra, en Sevilla, que es es lo más grande que hay!".