La ideología del pie
Los secretarios generales del PP y del PA en Andalucía, Antonio Sanz y Antonio Ortega, respectivamente, tienen algo en común amén del nombre. El primero se reveló ayer como el portero menos goleado y el segundo, como el delantero menos goleador de la singular liga librada en apenas media hora entre ambas formaciones. Después de diez minutos escasos de fútbol, el consejero de Relaciones con el Parlamento proclamó a voz en grito que pensaba dejar de fumar. Sanz, su antítesis, se tiró media hora de calentamiento antes del partido y, durante el mismo, se tiró literalmente tras el balón, incluso cuando no era necesario. Parlamentarios del PP y PA se enfrentaron ayer en el pabellón de deportes de San Pablo, en Sevilla, en un tradicional torneo de fútbol-sala, al que no acudió PSOE ni IU. No se sabe si por miedo, estrategia electoral, inapetencia, error de convocatoria o vísperas de debate presupuestario, pero su ausencia disminuyó el interés deportivo del torneo de futbito parlamentario. La cita, que comenzó con más de 30 minutos de retraso, se limitó, pues, a un toma y daca entre populares y andalucistas, a quienes saludó Antonio Sanz como "los nuevos socios de gobierno" durante la foto oficial.
El triunfo del PP (6-5), que demostró un gran control sobre el centro del campo, salpicado con peligrosas incursiones por la banda derecha, pareció claro desde el comienzo. Los populares -de azul y amarillo- tenían a su favor un crack millonario -el parlamentario Liborio Cabello-; algunos fichajes extranjeros (salidos de la cantera de Nuevas Generaciones) elegidos con gran tino y, en general, buena forma física. El factor ambiental tampoco fue ocioso: la animación del Fondo Sur fue permanente. Los andalucistas -de blanco y verde- salieron casi como víctimas y, lo cierto, es que estuvieron en un tris de ganar el encuentro, a pesar de Antonio Ortega, su Anelka particular. Aunque la estrella invirtió más tiempo y energía en frotarse la espalda que en amenazar la portería de Sanz, el PA suplió su ausencia con futbolistas sólidos como Juan Carlos Soriano, viceconsejero de Relaciones con el Parlamento. Su hinchada tampoco fue moco de pavo, aunque su táctica se dirigió a desgastar al adversario con comentarios de esta guisa: "Liborio has hecho una jugada a lo Otero".
Desde el PP no faltaron críticas a la actuación arbitral de Baltasar Quintero, director general de Prácticas Deportivas. Le consideraron casero, tal vez porque le sacó una merecida tarjeta de visita a un delantero popular por juego peligroso y, a pesar de que pitó dos penaltis contra los andalucistas con sumo riesgo para su futuro. Desde las gradas amenazaron con el cese, pero ni por ésas Quintero se ablandó. Los hombres de Antonio Sanz desperdicieron ambas oportunidades de gol.
El parlamentario malagueño del PA, Ildefonso del"Olmo, que siguió el partido desde la tribuna con la excusa de una contractura, recomendaba calma a los suyos: "Tranquilos, que esto lo arreglamos con una capea". En cualquier caso, la pinta del partido cambió en una segunda fase. Un entendido que por allí pululaba lo describió con gran claridad: "La primera fase ha sido de claro dominio del PP, muy asentado en el terreno de juego, pero en la segunda se ha equilibrado el encuentro, gracias al buen fondo físico del PA". Acabado el partido, se distinguió a Liborio Cabello como mejor jugador, a Antonio Sanz como el portero menos goleado y a José Antonio Pineda, el pichichi (marcó tres goles), que demostró que los extranjeros pueden ser fichajes rentables para el PA.
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