22 drogadictos pactan con víctimas de sus delitos cómo resarcirles del daño
Veintidós toxicómanos, autores de delitos menores, han iniciado un proceso que constituye una fórmula innovadora en Madrid: cada uno de los infractores, mediante la intervención de diversos mediadores, está intentando pactar con la víctima de su delito cómo resarcirle del daño que le causó, evitándose así tener que ir a juicio.El modelo, puesto en marcha el pasado mayo por la asociación Apoyo, de Moratalaz, se basa en las posibilidades abiertas por lo establecido en el artículo 21.5 del vigente Código Penal. Esta normativa permite atenuar la condena por un delito si su autor ha reparado o disminuido el perjuicio ocasionado a la víctima.
Si ambas partes llegan a un acuerdo amistoso, éste es presentado al juez correspondiente, que es quien tiene la última palabra sobre el asunto.
María del Pilar Sánchez, abogada y mediadora del programa, señala que su objetivo es que los jueces apliquen los términos del acuerdo como una atenuante muy cualificada, de forma que rebaje tanto la condena del infractor que éste pueda, incluso, eludir el ingreso en prisión y seguir rehabilitándose.
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12 casos de acuerdo entre los toxicómanos y sus víctimas están ya en manos de los jueces
VIENE DE LA PÁGINA 1 La primera vez que Vicente Martín y Miguel (nombre ficticio) se sentaron frente a frente sintieron una sensación extraña. No se conocían, pero en cierta forma estaban vinculados. Miguel, un veinteañero toxicómano entonces en vías de rehabilitación, intentó robar el coche a Vicente hace dos años, pero la policía le pilló con las manos en la masa. Si llegaron a verse las caras es porque ambos aceptaron una fórmula innovadora por la que, mediante sistemas de mediación, el infractor pacta con su víctima cómo resarcirle del daño.
El modelo, emprendido por la asociación Apoyo de Moratalaz, tiene como objetivo buscar alternativas a la prisión en los delitos menores (menos de cinco años de cárcel), tales como hurtos, tirones, robos con violencia sin daños graves a las personas y delitos contra la seguridad en el tráfico.
Desde mayo son ya 22 los drogodependientes que se han embarcado en este proyecto, subvencionado por el Ayuntamiento de Madrid. El programa se ha dado a conocer a la Fiscalía de Madrid, al juez decano, Fernando Fernández Martín, al Colegio de Abogados, a las asociaciones de letrados y a los servicios de atención al drogodependiente. A todos ellos, según la letrada María del Pilar Sánchez, les ha parecido "interesante".
Sánchez, mediadora del programa, afirma: "Desde la asociación estamos convencidos de que, en estos casos, la prisión ni rehabilita ni reeduca". Y explica: "Diseñamos este proyecto porque creemos que el arrepentimiento expreso del infractor y su compromiso de resarcir del daño dicen mucho de sus intenciones de rehabilitarse y compensa más a la víctima que un proceso judicial".
Arrepentimiento
Los casos suelen llegar a la asociación a través de los centros municipales de atención a drogodependientes. "Los toxicómanos que vienen ya han decidido optar por esta vía del arrepentimiento. Quizá a veces lo hagan porque ven el caso perdido, pero otras veces sienten de veras lo ocurrido", asegura Sánchez. La asociación les explica que la mediación lleva un tiempo de diálogo entre las partes y que la última palabra la tiene el juez.
A los infractores se les exige que sigan programas de desintoxicación, porque el drogodependiente se da así más cuenta del daño causado que cuando está enganchado a la heroína. "El siguiente paso es hablar con su abogado defensor, lo que resulta más complicado, porque la formación de los letrados es más la de negar los hechos, a no ser que el cliente sea detenido in fraganti. Los mayores problemas los estamos encontrando precisamente entre los defensores", asegura la misma abogada.
Después, el delincuente escribe a la víctima y si ésta se aviene comienza un delicado proceso de mediación. A veces, en pequeños delitos en los que hay pocos daños, la víctima se da por satisfecha con que el infractor se disculpe.
Una vez tendidos los puentes entre las partes se busca un acuerdo de compensación, a veces sin verse. El pacto llega al juez por medio del abogado defensor. De los 22 casos atendidos hasta ahora, la mayoría por delitos contra el patrimonio, sólo 12 han llegado a los juzgados, de los cuales la mitad ha finalizado y el resto está pendiente de sentencia. En tres casos, las víctimas se negaron a entrar en la vía de la mediación y los demás están aún en diferentes fases del proceso negociador.
Los acuerdos de reparación son variados: devolver el dinero sustraído, lavar el coche que se intentó robar, pedir perdón o, en los casos de delitos contra la seguridad en el tráfico, colaborar con asociaciones de discapacitados.
La experiencia, nueva en Madrid, se desarrolla ya en Cataluña y tiene arraigo en Estados Unidos. La asociación Apoyo lleva ensayándola informalmente desde hace seis años. El equipo encargado del experimento lo forman una socióloga y dos juristas criminólogos.
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