Dos versiones contradictorias
La querella interpuesta por el Ivex contra su último director general como presunto autor de un delito societario atribuye a José María Tabares la firma de una serie de avales a lo largo de 1999 para sustentar una operación comercial, aparentemente ficticia, entre una empresa tunecina y otra belga, ambas propiedad del empresario Jean Luc Lagier. La versión oficial sostiene que Tabares se amparó en el contrato firmado entre el Ivex y Ford en julio de 1995, cuando la entidad había optado por desvincularse de esas operaciones en julio de 1997. Es decir, según la querella, Tabares habría ideado una operación novedosa que habría ocasionado un quebranto de 1.049 millones de pesetas a la empresa.Tabares, sin embargo, explicó ante el juez que las operaciones de compra y venta desarrolladas en virtud del contrato con Ford generaron una deuda de 550 millones de pesetas durante sus dos primeros años de vigencia, antes de que él accediera al cargo de director general de la sociedad. La deuda nunca se anotó en los balances de la entidad pero sí fue detectada por la Sindicatura de Comptes en sus informes relativos a los ejercicios de 1996 y 1997.
Según Tabares, el consejo de administración del Ivex acordó en julio de 1997 que la entidad "podría" ceder a terceras empresas su condición de intermediaria en las operaciones comerciales destinadas a generar derechos de compensación en favor de Ford ante las autoridades tunecinas -como recoge la memoria de la entidad relativa a ese ejercicio-, pero mantendría su vinculación con el tráfico comercial ofreciendo cobertura financiera al mismo y cobrando las comisiones derivadas de las exportaciones de Ford.
Tabares explicó que la entidad llegó a un acuerdo con Lagier: el Ivex garantizaría la continuidad de las operaciones que se realizarían en exclusiva entre sociedades de Lagier y, a cambio, el empresario francés restituiría paulatinamente los pagos pendientes.
La pelota, sin embargo, siguió creciendo por impago del empresario francés hasta superar los mil millones. Tabares explicó que los nuevos responsables del Ivex desconocían los entresijos del acuerdo y optaron por denunciar una operación aparentemente fraudulenta que, sin embargo, se desarrolló con la anuencia de los máximos responsables de la entidad. También afirmó que fue Ford quien introdujo a Lagier e insistió en mantener los vínculos con el empresario francés a pesar de sus problemas financieros.
Fuentes del último consejo de administración del Ivex afirman, sin embargo, que las deudas surgidas a raíz del primer contrato con Ford fueron cubiertas por el Cesce, el organismo oficial que da cobertura a las exportaciones, y por las aportaciones de la empresa automovilística, que superarían con mucho las comisiones derivadas de la exportación de 250 vehículos desde Valencia.
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