_
_
_
_

Como Carter no hay ninguno

El jugador de Toronto Raptors rompe moldes en la NBA

Carlos Arribas

Vince Carter es muy diferente a la mayoría de sus compañeros de la NBA. Vince Carter conoce a su madre, Michelle, majorette de joven, maestra de mayor. Más aún, Vince Carter sabe de alguien a quien llamar padre, Harry Robinson, un profesor que se convirtió en su padrastro cuando tenía siete años.Todo un lujo en un mundo en el que la norma es la familia rota, la infancia violenta, la juventud inadaptada. Vince Carter no luce imagen de macarra de barrio, tatuajes o cortes de pelo amenazadores. Vince Carter es educado, buen amigo, gracioso, generoso, da sus ropas usadas a los niños pobres de su escuela, y quiere a los niños.

Pero no por ser un afortunado nacido en una familia de clase media Vince Carter, el poderoso alero de los Toronto Raptors, es menos mala bestia. No es un blandengue, no. Un tirador de posturas o un pusilánime. Antes al contrario: Vince Carter, el mejor rookie del 99, el hombre que mejor impresión ha causado en la NBA en su primer año desde Shaquille O"Neal, el jugador llamado para borrar a Tim Duncan, tiene los pies en la tierra, sí, pero su cabeza y sus manos siempre están por encima del aro, en un territorio en el que sólo los más fuertes física y mentalmente sobreviven.

Vince Carter es el único jugador de la NBA que calza zapatillas Puma. ¿Viva la diferencia? No. Viva la decisión propia. Sin embargo, Carter, 2,01 metros, 100 kilos, es baloncestista porque antes hubo un jugador llamado Michael Jordan.

Podía haber sido muchas otras cosas, porque valía para ello. Podía haber sido saxofonista, poeta, escritor, percusionista de banda callejera, buen jugador de voleibol o extraordinario quarterback de fútbol americano. Le llamaban el OVNI en su Daytona Beach (Florida) natal. Pero Vince Carter, alto, fuerte, una roca, se fue a estudiar a la Universidad de Carolina del Norte. O sea, se fue al campus en el que Michael Jordan fue joven y universitario. Y allí, sólo se podía salir jugador de baloncesto. Y rápido. Como su colega Antawn Jamison (con el que sufrió un intercambio instantáneo de los Golden State a los Toronto) pasó de sus años senior en la universidad para entrar rápido en la NBA. Y como todos sus colegas universitarios, a la hora de elegir número se peleó por el 23 que había llevado antes Air Jordan. Y llegó tarde. Le tocó el 15. Menos mal que su madre se sabía los números romanos.

"Ves, Vince", le dijo por teléfono Michelle, la ex majorette, "coges el 1 y el 5 del 15 y los sumas. Sacas 6. Y 6 en números romanos es una uve y una i mayúscula. ¿Y qué hacen juntas una uve y una i mayúscula? Pues VI, tu inicial. Ya verás cómo hace famoso ese número. No tendrás que depender del 23".

Michael Jordan en persona le vio y le dijo: "Trabaja, Vince, y ya verás cómo llega tu hora".

Vince, de 22 años, trabajó, siguió en sus trece de empeñarse en desafiar la ley de la gravedad y convirtió la camiseta número 15 de los Raptors en la camiseta del rey de los mates.. Lo hizo todo el año pasado, en su primer año en la NBA, cuando fue elegido por unanimidad rookie del año. Fue también el máximo anotador de su equipo (18,3 puntos de media), consiguió 5,7 rebotes de media por partido y tres asistencias.

Lo sigue haciendo todo, y más, en su segundo año, en el que ya es el líder indiscutible del equipo canadiense, al que ha prometido conducir a los play off finales. Defiende duro, vuela sobre el aro rival, machaca la canasta, tira de lejos y sigue desafiando la ley de la gravedad. Y también ha aumentado sus números en todas las categorías. Ya anda por los 6,5 rebotes por partido, las 3,3 asistencias y los 22,9 puntos.Y los Toronto Raptors son firmes candidatos a los play off.

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_