El caos del AVE
El caos que estos días se ha vivido en el aeropuerto de Barajas trae a colación, para los valencianos, la conveniencia de disponer del AVE como medio de transporte sustitutivo para los desplazamientos Valencia-Madrid y viceversa. Poder viajar en 100 minutos desde el centro de una ciudad al centro de la otra, haría perfectamente prescindible el uso del avión. ¿En qué medida, los ciudadanos que hayan tenido que viajar de Madrid a Sevilla -o de la capital andaluza a la capital madrileña- se habrán visto afectados por el caos de Barajas teniendo el AVE a su disposición?Sucede, sin embargo, que el AVE Madrid-Valencia se aleja cada vez más en el tiempo. A estas alturas, y después del triunfalismo inicial con que se anunció su inmediata construcción, el inicio de la misma se va alejando en el tiempo. Y no sólo eso. Tampoco se conocen los posibles trazados del mismo. Por parte del presidente Zaplana se anunció que las obras empezarían en el 2000 y que en el 2004 tendríamos el AVE en funcionamiento. Casi al mismo tiempo, el ministro Arias Salgado declaraba que su construcción estaría finalizada en el 2006. Se anunció la inminente salida a información pública de los posibles trazados a principios de noviembre y esa "inminente" salida a información pública se ha venido retrasando al menos tres veces. Y posiblemente se retrase por cuarta vez. Este proyecto del AVE se encuentra sumido en un caos como el aeropuerto de Barajas estos días. Nada se sabe en concreto. No hay información fidedigna. Por lo que hace al caso del AVE, la opinión pública valenciana se encuentra en un maremagnum desinformativo como se encontraban los pasajeros en Barajas. Nadie sabe nada, nadie informa de nada. Quizá, por eso, el presidente de la Comunidad de Madrid, Ruiz-Gallardón, ha decidido situarse al pairo y no aventurar ningún tipo de toma de decisión sobre el AVE Madrid-Valencia y su trazado "hasta que tenga todos los elementos de juicio encima de la mesa". Renuncia a cualquier triunfalismo y prefiere esperar a que las cosas "se aclaren". El presidente Zaplana, por su parte, declaraba hace apenas diez días, refiriéndose a estas tardanzas: "Qué más da un retraso de quince días más o menos. Lo importante es que en septiembre no había nada y ahora es una realidad". ¿Realidad? ¿Pero qué realidad?
La única realidad es que los técnicos del Ministerio de Fomento han comunicado al ministro Arias Salgado y al secretario de Estado de Infraestructuras, Albert Vilalta, que el mejor trazado es el que se conoce como trazado sur que pasa por Albacete y continúa a Valencia, con un desvío en La Encina hacia Alicante. Dicen que las condiciones orográficas y presupuestarias hacen desechable la conexión por Cuenca. La solución sur es la más barata. Uno no sabe cuántos posibles trazados del AVE serán sometidos a información pública el día que sea. Es igual. Este no va ser otra cosa que un mero trámite para vestir el santo. Lo único previsible es que la decisión a tomar -si no es que ya está tomada, y puede ser que desde el principio- será la de aceptar el trazado que dicen los técnicos: la solución sur. Es decir, el trazado que sitúa Valencia a una distancia de Madrid superior en casi 100 kilómetros a las otras opciones: el llamado trazado norte o el denominado trazado centro.
Así las cosas, cabe preguntarse cual va a ser la actitud de los empresarios valencianos que allá por el verano, cuando vivíamos la euforia del triunfalismo zaplanista, manifestaron su disposición a confinanciar la línea de alta velocidad Madrid-Valencia. ¿Qué tiene que decir la Fundación Pro-AVE ante toda esta serie de despropósitos, de indecisiones, de secretismos, de opiniones encontradas, etc, etc?
Una cosa queda clara: no se conocerá la decisión definitiva por parte del Ministerio de Fomento, respecto del trazado, hasta después de las elecciones. Lo que no está tan claro es que ese anuncio lo haga el ministro Arias Salgado, la persona designada por Aznar para sustituirle -en el caso de que el PP gane las elecciones- o que haya un cambio de partido en el poder y tengamos que comenzar de nuevo. De momento, el proyecto del AVE Madrid-Valencia va a quedar sometido a una especie de duermevela electoral. No se adivina otra cosa.
Francesc de P. Burguera es periodista.fburguera@inves.es
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