Reforma de la Justicia
En el artículo titulado La necesaria reforma de la Justicia (de Raimundo Montero, en EL PAÍS del 18 de noviembre de 1999) el profesor de Filosofía que lo firma tiene un error de bulto que le resta credibilidad.Confunde libertad provisional con libertad condicional; aquella procede antes de la sentencia y es una medida cautelar y limita la libertad ambulatoria del imputado antes de la sentencia; por otra parte, la libertad condicional que concede el juez de vigilancia penitenciaria consiste en un derecho de los condenados -después de la sentencia- a privación de libertad, ya clasificados en el tercer grado de tratamiento penitenciario, tras haber extinguido las tres cuartas partes de la pena y demostrado buena conducta y pronóstico favorable dado por expertos para la reinserción social (artículo 90.1 del Código Penal aprobado necesariamente por Ley Orgánica, señor Montero).
El matiz es importante, en un "Estado social y democrático de Derecho" (primeras palabras y fórmula sintética de nuestra Constitución de 1978, artículo 1.1), no es lo mismo antes que después de la sentencia, señor Montero.
La Constitución de 1978 no es algo banal de la que nos podamos apartar caprichosamente en nuestros planteamientos, es el instrumento de la paz social y según ella las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados; el condenado a pena de prisión que estuviere cumpliendo la misma, gozará de los derechos fundamentales, dice el artículo 25.2 que está garantizado, junto a otros, al máximo nivel.
No es un problema de reformar la justicia, lo que usted dice es un problema de "Constitución sí o Constitución no"; si usted está dispuesto a modificar las garantías constitucionales, yo no. Las verdaderas constituciones son derechos humanos garantizados realmente y sin ellos podrían privarnos de libertad en cualquier momento.
Parafraseando a Manuel Vicent, le diré que yo estoy por las garantías constitucionales porque algún día puede ser cualquiera de nosotros el detenido sin fundamentos en una redada.-
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