El Espanyol vapulea al Betis

Una temporada más, y con ésta ya van cinco, el Espanyol vapuleó al Betis en el Benito Villamarín. Y de que manera. El conjunto de Miguel Ángel Brindisi, auténtica bestia parda del Betis, curó sus heridas, tras siete jornadas consecutivas sin ganar, remontando un partido que tenía prácticamente perdido en los últimos 30 minutos.El sobrado 2-0 obra de un espléndido Alfonso tornó en 2-5 en la última y turbulenta media hora del encuentro. Un resultado que echó por tierra todo de lo que hasta el momento se jactaba Carlos Griguol, que ayer buscaba el salto de calidad del Betis y, sin embargo, vio como su equipo salió escaldado. Prats, que tan sólo había encajado un gol en casa ante el Atlético salió goleado. La defensa, puntal sobre el que se han edificado las cinco victorias cosechadas en casa, también se vino abajo arrastrada por la suficiencia y exceso de confianza que mostró el Betis.

Y es que el Espanyol dominó el balón, pero apenas creó peligro. Todas sus acometidas se desvanecían en la frontal. El omnipresente Sergio no cejó de enviar balones a Benítez y Tamudo, pero el cuarteto de centrales verdiblancos eran un tope infranqueable. Hasta que Alfonso metió el segundo gol y el Betis sucumbió ahogado en su autocomplacencia. Al poco, Tamudo los pilló fríos y desubicados. Aquí empezó la machada del Espanyol y la debacle del Betis. La frecuencia con que el Espanyol cercaba el área de Prats aumentó conforme el equipo de Griguol se derrumbaba. Alfonso mantenía el brío y la pelea, pero eso ya no bastaba. El Espanyol empezó a comer terreno y el juego a ráfagas que imperó desde el inicio se concentró en los dominios del Betis para su desgracia.

Velamazán igualó la contienda tras engatillar un balón suelto y aquí el Betis desapareció, mal acostumbrado como está esta temporada a pulsos como el que ayer le echó el rival en su campo. Y a partir de aquí, con el partido roto y el Betis dislocado, el Espanyol comenzó su festín. Dos penaltis, una bronca monumental a la actuación del hasta entonces comedido Brito Arceo y la expulsión del tierno Denilson pusieron el cierre a una nefasta tarde que el Betis y su afición tardarán en olvidar.