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"El 2000 va a ser un año triunfal para los jugadores españoles"

El tenis español está aún pagando las consecuencias de la mala temporada que acaba de cerrar la armada. El primer jugador español, Albert Costa, aparece en el 18º puesto del ATP Tour, cuando el año pasado había dos representantes entre los 10 primeros. El segundo es Félix Mantilla (23º), al que siguen Carles Moyà (24º) y Àlex Corretja, a quien no se encuentra hasta la 26ª posición. No fue un buen año y la estadística así lo refleja: la armada ganó nueve títulos, el balance más bajo de los últimos años (14 en 1998 y 15 en 1999). Y lo más grave: de las finales de Roland Garros y el Masters, que protagonizaron Moyà y Corretja, se pasó a unos cuartos de final del Grand Slam (Corretja en París) y a ningún clasificado para Hannover.Fatal. Sin embargo, Àlex Corretja, de 25 años, realiza un análisis sustancialmente distinto. Discrepa y encuentra motivos de satisfacción personal en su temporada y de esperanza para el futuro del tenis español. "El año 2000 va a ser triunfal", asegura.

Pregunta. ¿Qué es lo que le lleva a pensar que su temporada no fue tan mala?

Respuesta. Que ha sido un año horrible para mí en cuanto a lesiones y, en cambio, lo he saldado mucho mejor de lo que yo mismo podía esperar. Si pienso fríamente en el día a día, mi balance es positivo. Globalmente, me quedé corto con relación a 1998. Pero me doy cuenta de que cuando he estado en condiciones he jugado bien. Me entrené poco y en muchos torneos me sentí fatal físicamente. Y a pesar de ello jugué tres finales, unas semifinales y unos cuartos de final en Roland Garros.

La temporada de Corretja estuvo marcada por lesiones y problemas físicos. Entró en Sydney sin haber realizado una buena pretemporada y lo pagó todo el año. Perdió nueve veces en su primer partido, entre ellas el Godó y el Open de Estados Unidos. Salvó sólo una ronda en el Open de Australia y no pudo jugar Wimbledon por lesión. Sufrió una gastroenteritis antes de Dubai; en el Godó se le descubrió una mononucleosis, que justificó un estado depresivo que él no atinaba a explicarse; en Roland Garros estuvo afectado por una alergia que le dejó el cuerpo lleno de granos, y cuando se recuperó, cayó de nuevo con problemas abdominales.

P. ¿Cuál fue su reacción ante tanta lesión?

R. Si eso me hubiera ocurrido a los 21 años, no habría superado todos estos problemas y ahora estaría en el puesto 200º mundial. Pero he madurado humana y tenísticamente. Y mi reflexión es que si en el peor año de mi carrera me he mantenido entre los 10 primeros del mundo hasta el final de la temporada, tengo motivos para la esperanza.

P. Muchos aficionados piensan que ha pasado de aspirar a ser número uno del mundo, al puesto 26º y de ganar el Masters a no ganar ni un torneo.

R. Eso es cierto. En este aspecto el año ha sido negativo. Pero tanto Dudu [Javier Duarte, su entrenador] como yo sabemos lo mucho que hemos sufrido este año. Yo he estado limitadísimo, en situación de entrenarme una hora y tener que dejarlo muchas veces. Me gustaría poder explicarles mis razones a todos los que piensan así. Seguro que entenderían mucho mejor mi situación.

P. Así que se siente satisfecho de lo que ha hecho.

R. Me siento más feliz ahora que cuando gané el Masters, porque he sido capaz de comprender que no todo se basa en ser el octavo o el décimo mundial. Hay valores más importantes que ésos. Soy feliz, he recuperado la salud, tengo familia y amigos, y estoy con gente a la que realmente quiero.

P. ¿Por qué cree que se ha producido este cambio de mentalidad?

R. El año pasado fue crucial en este sentido. Siempre había vivido queriendo marcar la historia y el año pasado lo hice. Jugué la final de Roland Garros y gané el Masters superando al número uno en semifinales y salvando situaciones límite. Además, mi mejor triunfo llegó en una superficie que los españoles repudiábamos . Aquella victoria me dio serenidad para poder afrontar mi carrera con más calma.

P. Habrá que esperar al 2000 para verle ganar un torneo del Grand Slam.

R. Eso es algo que no me obsesiona. Lo he dicho muchas veces. Desde luego, es uno de mis objetivos y espero realizarlo algún día. Creo que el 2000 va a ser un año triunfal para mí y para los jugadores españoles en general. Quiero prepararme bien, hacer una buena pretemporada. Tengo ganas de regresar al circuito y de estar al ciento por ciento, olvidarme de las lesiones. No quiero fijarme objetivos concretos. No me preocupa el ranking, aunque me gustaría regresar al grupo de los cinco primeros. Quiero estar a tope, pero con una clara conciencia de lo que puedo hacer, separándolo bien de lo que la gente te pide y espera que hagas.

P. Y la Copa Davis, ¿la ganarán al fin este año?

R. Eso no es fácil. Nuestros rivales son difíciles. Pero tenemos una ventaja importante: jugamos en casa casi todos los partidos. Tenemos una buena oportunidad para ganarla. Y así debemos asumirlo. Moyà tiene un gran talento, es muy bueno, y tanto él como yo volveremos a estar a tope. Y creo que estaremos todos muy unidos para conseguir este objetivo.

P. ¿Cómo se explica lo que ocurrió el año pasado, las múltiples críticas que recibieron por no viajar a Nueva Zelanda, y el cierre final de la etapa Santana?

R. Creo que todo fue producto de muchos malentendidos. En Lleida, ante Brasil, le dije a Santana que no me sentía en buenas condiciones para jugar, pero jugué y creo que fue un error. Luego, cuando Santana me peguntó si estaba dispuesto a ir a Hamilton. Empezaba a salir de mi última lesión. Le respondí que no estaba en condiciones idóneas para jugar la Davis. Y después se creó un gran jaleo y la federación decidió dejar el cargo de capitán a cuatro entrenadores. Es una fórmula que me gusta.

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