_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Velázquez

En el estudio del pintor donde posaban la infanta y las meninas para que Velázquez pintara la escena no hay ahora nadie. Tan sólo el gran perro, en el lado derecho del cuadro. Alfonso Ortuño, en su exposición titulada Varia velazqueña, nos muestra la estancia vacía para hacernos ver la luz y el aire que, como ningún otro artista, supo pintar el gran sevillano. La exposición se celebra en el año en que se cumple el cuarto centenario del nacimiento de Velázquez. Pero es fruto de un prolongado estudio de su obra. Ortuño no podía haber elegido un lugar mejor que la Casa de Velázquez, en la Ciudad Universitaria. Es el centro de estudio de los hispanistas franceses. Y su nombre se debe a que don Diego pintaba los fondos de sus cuadros desde lo que hoy es el jardín de la Casa.Estudiando a Velázquez, Ortuño recrea su mundo y nos hace ver cosas que acaso nos pasarían inadvertidas ante los lienzos de don Diego. ¿Podría éste haber pintado un retrato de la infanta Margarita en el jardín de Villa Médicis? Ortuño parece habérselo preguntado a Velázquez y Velázquez le ha dicho que sí. En uno de los cuadros de Ortuño aparece la Venus del espejo de la National Gallery y, a su lado, sentado con aire derrotado, el dios Marte del Prado. En otro, los retratos ecuestres velazqueños forman parte de un tiovivo de feria. El Conde-Duque del Museo de São Paulo muestra en primer término sus puños, que parecen de hierro.

Por el rey-poeta, como se le llama, debía de sentir debilidad don Diego Velázquez. Ortuño nos muestra, pasados por el tamiz del tiempo, varios de los retratos de aquel a quien Manuel Machado dedicó el soneto que empieza: "Nadie más cortesano ni pulido...". Don Manuel sufrió un lapsus al escribirlo: "El guante de ante sostenido por la blanca mano de azuladas venas" no está en el retrato de Felipe IV, sino el de su hermano, el infante don Carlos. Ortuño ha hecho justicia al precioso soneto. Ha hecho un inigualable homenaje a Velázquez estudiando su pintura, revelándonos sus secretos, mostrándonos su oculta belleza.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_