"Las zonas de bares de copas pueden llegar hoy a ser un infierno"
Rodrigo Brunori (Madrid, 1962) pertenece a una familia de "nómadas". Su padre era italiano y su madre argentina. Sus abuelos maternos eran franceses y los paternos españoles, así que durante los primeros años de su vida fue de un lado para otro sin encontrar, dice, ninguna estabilidad. Nació en Madrid, pero sólo hasta los 14 años comenzó a echar raíces aquí. "Ésta es mi ciudad y de aquí no me muevo", asegura. Rodrigo es periodista y acaba de publicar Me manda Stradivarius, de editorial Debate, su primera novela. La obra recibió el Premio de Novela Jaén de 1999 y se presentará al público el próximo 13 de diciembre.Pregunta.Siendo de una familia que se movía por todo el mundo ¿cómo decidió quedarse en Madrid?
Respuesta.Quería romper con ese desarraigo familiar y encontré raíces aquí. Desde que llegué me sentí integrado; además, vivo en la zona de Huertas y durante años me ha fascinado la vida nocturna.
P.¿Y qué opinión le merece ahora la noche de Madrid?
R.Me parece que las zonas de los bares de copas se están deteriorando. Creo que se ha llegado a un exceso, aunque claro, cuando era más joven no pensaba así. Lo disfrutaba más. Ahora puede llegar a ser un infierno.
P.Su novela es el resultado de una obra anterior frustrada. ¿Qué pasó entonces?
R.Mezclé personajes e historias insustanciales. Llegué a escribir 16 capítulos, y hay uno en el que un personaje le cuenta a otro que sabía el origen de un violín. De allí nació Me manda Stradivarius.
P.Una obra con tres personajes bien definidos...
R.Sí. Mi novela tiene relación con un episodio que me sucedió años atrás. Yo quise ser músico y tuve un fracaso estrepitoso. Estudié violín y armonía y luego pensé en composición y dirección.
P.¿Entonces?
R.Tuve un mal maestro. Eso es como a los cantantes que les estropean la voz.
P.De ahí su obsesión por el violín.
R.Es que yo me he quedado con la obsesión de la música en general. En ese sentido fue regenerador, porque sustituí una actividad artística por otra, pero fue un parto.
P.¿Qué le parece la oferta musical de Madrid?
R.Ahora frecuento poco los conciertos. Antes me parecía buena. La ópera es deficiente, e inalcanzable en precios, pero a Madrid siempre vienen muy buenas orquestas.
P.¿No le da miedo que esta nueva obsesión por la literatura sea también nefasta o que haya sido sólo un golpe de suerte?
R.Yo espero que no. Pero no tengo intención de ser un escritor profesional, escribo por ocio. Por ahora seguiré viviendo de mi trabajo de periodista, y espero que salga algo dentro de un tiempo.
P.¿Qué sensación le queda tras escribir esta novela?
R.¡Hasta voy por la calle y recito trozos del libro! Es como si yo fuera hijo de mi novela.
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