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De panadero a redactor de la Constitución

Enric Company

"Lo que orientó todo lo que he hecho fue esto: que la izquierda ganara en Cataluña". Así resumió ayer Jordi Solé Tura (Mollet del Vallès, 1930) su intensa actividad política en la etapa de la que da cuenta en Una historia optimista, el primer volumen de sus memorias. Es sólo el primero porque abarca su trayectoria vital desde la infancia hasta agosto de 1977, cuando fue designado para representar al PCE y al PSUC en la ponencia que redactó el proyecto de Constitución. Lo que ha sido, dice en el prólogo, "el honor más grande" de su vida. Habrá un segundo volumen, anunciado ya por el autor, que deberá abarcar la posterior y también intensa peripecia personal y política del panadero que llegó a ministro de Cultura.En la presentación intervinieron Miquel Núñez, el primer representante de la dirección del PSUC que Solé Tura conoció, en un ya lejano 1953, y Pasqual Maragall. Núñez definió así la diferencia entre su generación y la de Solé Tura, que considera grande a pesar de que sólo se llevan 10 años: "Yo hice la guerra, él sufrió las consecuencias". Solé Tura explicó así su primer encuentro con Núñez: "Octavi Pellissa, un volteriano de las tierras del Ebro, nos dijo que conocía un partido formidable, capaz de acabar con el franquismo, que era lo que queríamos, y nos llevó ante su representante. Era Núñez. Me dije: "Éste es un héroe, quiero ser como él".

Pero el objetivo de acabar con el franquismo era complicado. El empeño sumergió a Solé Tura en el partido comunista y ayer, con la perspectiva de todo lo que ha llovido desde los años cincuenta, el ex dirigente del PSUC y hoy diputado socialista explicó que pronto se dio cuenta de que las contradicciones eran muchas más de las que al principio imaginaba. "Querías luchar contra el franquismo, pero si te lanzabas a ello te encontrabas metido en otra lógica, la de los bloques políticos a escala mundial, que ya no controlabas. Eso nos creó muchas dificultades", afirmó.

Fue Núñez quien dio cuenta de que una de aquellas dificultades era el dogmatismo. "En aquellos años decíamos: "Más vale equivocarse con el partido que acertar en contra de él", recordó refiriéndose a la década de 1950 y 1960. "Eso nunca más", añadió.

Solé Tura relata en estas memorias su agitada trayectoria de ida y vuelta al PSUC; su exilio; su trabajo en Radio España Independiente, la emisora conocida como la pirenaica, que a pesar de este nombre radicaba en la capital de Rumania, Bucarest; su experiencia de cárcel y de Bandera Roja, la organización surgida al calor del Mayo de 1968.

Entre las 250 personas que ayer asistían a la presentación del libro en la sede del Fomento de las Artes Decorativas, se encontraban muchos de los antiguos miembros de Bandera Roja y del PSUC. Acudieron también Gregorio López Raimundo y Joan Reventós, los dirigentes que encabezaron el partido comunista catalán y el socialista en los años de que hablan estas memorias. En uno de los giros de su intervención, Solé Tura se refirió al ingreso en bloque de Bandera Roja, encabezada por él, en el PSUC, en 1974. "Bandera Roja fue una creación bastante curiosa: no era un partido ni quería serlo. Fue una especie de escuela. Una escuela activa de formación política", dijo, y agregó: "Tuvimos la sensatez de terminar bien, de no añadir más pluralidad a la izquierda en aquel momento".

La claridad de exposición con que Solé Tura vierte sus ideas fue elogiada por Maragall. Definió al ex ministro de Cultura como "un clásico", una persona que ha destacado por "el coraje y la coherencia" con que siempre ha defendido sus posiciones. El actual líder de la oposición al Gobierno de la Generalitat no pasó por alto que Solé Tura había dicho que su gran objetivo ha sido siempre que la izquierda gane en Cataluña, y le dio su respuesta: "Esto dura un poco más de lo que pensábamos, pero estamos acercándonos al objetivo. La fruta será más madura y, por lo tanto, más sabrosa".

También intervinieron Xavier Folch, de Edicions 62, y Antoni Munné, de Editorial Aguilar, que han publicado el libro en catalán y castellano, respectivamente. Folch leyó, además, una carta de Jordi Borja enviada desde Caracas para participar en el acto que protagonizaba su "amigo incondicional".

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