"La "tercera vía" tendrá que ser distinta en cada país"
Convencido de que el entorno en el que vivimos "ha cambiado profundamente", John Gray reconoce sin ningún complejo su giro político hacia la socialdemocracia tras haber asesorado a Margaret Thatcher durante los ochenta. Este catedrático de Pensamiento Europeo en la London School of Economics, uno de los pensadores políticos más influyentes del Reino Unido, se muestra, no obstante, muy crítico con la interpretación al uso del concepto globalización y advierte sobre el grado de desorden que ese proceso trae consigo. "La tercera vía ha reconocido esos cambios, pero tendrá que ser distinta en cada país", precisa.Pregunta. Globalización se ha convertido en una palabra comodín que los políticos utilizán para justificar todo, desde los avances tecnológicos hasta la movilidad laboral. ¿Hasta qué punto se manipula el concepto?
Respuesta. Cuando los políticos hablan de globalización suelen referirse a un proyecto concreto para organizar el mundo a su modo: según el modelo capitalista anglosajón, un sistema económico internacional de libre mercado puesto en marcha en la última década. Sin embargo, globalización tiene un significado más profundo. Se trata de un proceso histórico que se inició en el siglo XIX con el desarrollo de nuevas tecnologías que están permitiendo acercar los distintos rincones del mundo y sus economías, de forma irreversible. No hay vuelta atrás y sería insensato resistirse. Así que habrá que sacar partido de las oportunidades.
P. ¿Dónde encaja ahí la tercera vía del primer ministro británico, Tony Blair, o el nuevo centro del canciller alemán, Gerhard Schröder?
R. La parte más sólida del pensamiento conocido como tercera vía es el reconocimiento de los cambios que ha traído la globalización. Se han dado cuenta de que se enfrentan a nuevos problemas. La mayor dificultad es que las soluciones con las que contaban hasta ahora dependían de la prosperidad de ese modelo particular de capitalismo anglosajón cuya continuidad está por ver. Tendrán que encontrar otras distintas porque hemos entrado en un territorio inexplorado.
P. Aún existe el riesgo de seguir usando las antiguas fórmulas, tal como parece estar haciendo Schröder tras los casos Mannessmann y Holzmann...
R. Sea lo que sea lo que signifique, la tercera vía tiene que ser distinta en cada país. En general, la tercera vía se refiere a un conjunto de políticas y de ideas que reconocen que los valores socialdemócratas deben renovarse porque los viejos se han hecho inefectivos. La forma en que se renueven será distinta en España que en Alemania y en Alemania que en el Reino Unido. Además no hay que olvidar que Alemania es un caso especial, porque ha absorbido a un Estado al mismo tiempo que profundizaba la integración en la UE.
P. Una de las razones para ese proceder de Schröder es el paro, de hecho, uno de los principales problemas de la UE. Usted ha hecho una seria advertencia al respecto: "La separación de carrera profesional y vida laboral...".
R. A largo plazo es la consecuencia más seria de la globalización. El concepto clásico burgués de carrera profesional a la que todos aspiran ha dejado de tener sentido y la educación no se ha adaptado, lo que va a generar muchas frustraciones. Los jóvenes que ahora llegan al mercado laboral no pueden esperar mantener de por vida no ya el puesto de trabajo, sino ni siquiera la misma ocupación. Tendrán que readiestrarse en nuevos oficios cada vez más rápido, ya que muchos irán desapareciendo.
P. ¿Y el papel del Estado soberano?
R. El dogma neoliberal del Estado como impedimento ha dejado de tener sentido en la era posposcomunista. Por supuesto que tiene un papel crucial como intermediario entre la dinámica económica y la cohesión social. La cuestión es ¿cuál es el Estado? ¿Cataluña? ¿España? ¿La UE? ¿O una organización transnacional como la Organización Mundial del Comercio?
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.