Varios líderes de Europa resisten la presión de Clinton para ir a Seattle
La diplomacia estadounidense sufrió ayer un duro revés por parte de los primeros mandatarios europeos. Hasta última hora de ayer, la Administración Clinton estuvo intentando por todos los medios posibles que primeros ministros europeos e incluso el de Japón, Keizo Obuchi, aceptaran estar presentes en Seattle para la apertura de la Ronda del Milenio, en el marco de la cumbre ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC). En principio, según el periódico británico Financial Times, la iniciativa de Clinton intentaba dar sólo un buen impulso inicial a la cumbre de Seattle con la presencia de los primeros mandatarios. No obstante, también se filtró que la verdadera razón de las intensas maniobras estadounidenses era lograr un acuerdo de última hora con Europa y Japón, previo al inicio de la ronda de negociaciones del martes 30 de noviembre, para desbloquear un encuentro que se teme fracase antes de empezar. Así que a Seattle, de momento, sólo asistiran los secretarios de Comercio y algunos ministros de Economía de los 135 países miembros y de aquellos que asistan como observadores a la cumbre, unos 50 más.
No en vano un día antes, el martes, el propio comisario europeo de Comercio, Pascal Lamy, había advertido de que el riesgo de que la negociaciones fracasaran era muy alto, ante la insistencia de EEUU y un grupo de 15 grandes exportadores de productos agrícolas, de centrar las discusiones en el sector agrícola, el talón de Aquiles de la UE.
Ausentes con aviso
Los jefes de Gobierno de los distintos países europeos han encontrado diversas excusas para no asistir. Desde París, una fuente cercana al presidente Jacques Chirac, explicó que los primeros mandatarios europeos no ven ninguna razón para cancelar otros compromisos para "ir a sacarse una foto de familia" a Seattle. Justamente el portavoz del comisario europeo, Romano Prodi, aseguró que su jefe tenía una agenda muy apretada como para que fuera posible la asistencia de éste a la cumbre de la OMC. Lo mismo respondieron el primer ministro alemán Gerhard Schröder y su homólogo japonés. Ambos aseguraron tener asuntos mucho más urgentes que atender en sus propios países. Los mismo dijo Tony Blair en Londres.
Pese a todo, el director general de la OMC, el neozelandés Mike Moore, dijo ayer que aún tiene una gran confianza en que la reunión de Seattle no fracasará. Lo que las palabras de Moore indican, y más aún la ausencia de los primeros mandatarios en la cumbre, es que pase lo que pase en Seattle, todo sucederá allí, entre el 30 de noviembre y el 3 de diciembre. Es una cumbre sin acuerdos previos, con fuertes posiciones enfrentadas, donde no se ha cedido un palmo pese a que durante los últimos meses se ha intentado en Ginebra, sede de la OMC, algún acuerdo que sirva de punto de partida.
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