Memoria de Fuster
Hoy, dies natalis (al cielo) de sant Climent ("san Climent, porta l"hivern"), mártir y papa de cuando el Vaticano era un cementerio y Letrán un cuartel, se celebra el setenta y siete aniversario del nacimiento (al purgatorio: "la situació valenciana és complexa, amarga, increible") de un considerado papa, sin vocación de santo y que en diferentes persecuciones intentaron martirizar. Hoy, el cumpleaños de Joan Fuster. Si Clemente tiene casa en Roma, que, por cierto, al asentarse sobre un templo mitraico, desvela los orígenes del cristianismo, Fuster podría tener casa abierta en Sueca para espabilar a los valencianos en sus raíces, troncos y ramas. Si Climent -sant- es protector de náufragos, Fuster podría ser su abogado.Sant Climent escribió encíclicas y Joan Fuster ensayos que facilitan la permanencia de su voz fresca e incisiva. Es la fortuna de los escritores: mientras su cuerpo descansa, vive su pensamiento. En sus escritos encontramos al maestro irónico, sabio y fiel a su tierra y a su gente: "No tinc altra autoritat que aquesta: la d"haver-me apassionat fins a l"obsessió per la vida i el destí del meu poble". Convirtió la palabra en instrumento de análisis de la realidad ("els qui perdurem en zones no tan egregies, més primitives o patètiques, no sabem substraure"ns a l"exigència plural i assidua del micromón del que formen part"), de reflexión polémica, libre y razonada ("la dialèctica de la llibertat és la de la raó") tolerante y respetuosa ("argument contra argument, dada contra dada, constatació contra constatació") para despertar conciencias, crear inquietudes, iluminar nuevas luces de ideas y futuros fecundos y creer que "els valencians podem ésser un poble sa i coherent, els qui ansiem per al nostre país una plenitud nova".
