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FÚTBOL Duodécima jornada de liga

El Celta salda sus cuentas

Los gallegos, que perdieron los dos últimos años en Valladolid, sólo vieron puerta al final

El Celta saldó ayer en Valladolid una de sus últimas cuentas pendientes después de dos derrotas consecutivas en los dos últimos desplazamientos. El equipo de Víctor Fernández sólo encontró rival ayer en su propia incapacidad para resolver mucho antes después de tener el dominio del partido en todas sus facetas, de limpiar cualquier resto de autoestima en el Valladolid y de demostrar que cuando quiere, el Celta es un equipo formidable.El trabajo de los gallegos pareció obedecer a un guión bien aprendido por la pareja rusa del Celta que se bastó y sobró para colocar al técnico Manzano al borde de la destitución y al Valladolid en puesto de descenso directo. El Celta de la primera mitad no obedeció a ninguno de sus patrones conocidos sino que fue una mezcla entre la búsqueda de la eficiencia y la necesidad de que el Valladolid no se reencontrase con el equipo que fue en el comienzo de la temporada, cuando resolvía con solvencia sus compromisos en Zorrilla.

VALLADOLID 1

CELTA 3Valladolid: César; Chema, Santamaría, García Calvo, Marcos; Vizcaíno, Eusebio, Lozano, Rodrigo; Víctor y Peternac (Congo, m. 70). Celta: Dutruel; Velasco, Cáceres, Djorovic, Juanfran; Giovanella, Celades (Makelele, m. 63); Karpin, Mostovoi, Gustavo López (Tomás, m. 75); Turdó ( McCarthy, m. 63). Goles: 0-1. M. 28. Djorovic, de cabeza. 1-1. M . 55. Rodrigo, de libre directo. 1-2. M. 82. Karpin. 1-3. M.87. McCarthy remata sólo ante César tras un pase de Mostovoi. Árbitro: Fernández Marín. Mostró tarjetas a Chema, Celades y Rodrigo. 10.000 espectadores en el José Zorrilla.

El equipo de Víctor Fernández se compuso para un trabajo aséptico y nada espectacular y sin casi margen para otra cosa se hizo con un control que poco a poco se tornó despótico, algo que sin embargo no le concedió una cantidad destacable de ocasiones de gol. Pero el Valladolid es fruta madura y el error tenía que aparecer por algún lado. Llegó en el minuto 28 tras un centro de Mostovoi que Djorovic remató como si estuviese entrenando.

Al Valladolid le tocaba lo de siempre, reaccionar ante la adversidad y lo hizo pero casi media hora después, ya en la segunda parte y de la única forma en la que lo puede hacer un equipo tan deshecho como este, a balón parado. La forma, eso sí, resultó magistral en forma de libre directo pegado al palo que Rodrigo había lanzado desde 20 metros.

Hasta ese momento, el Valladolid no había hecho nada porque ayer volvió a demostrar que su descomposición es enorme. Eusebio ya no es hilo conductor de nada, porque no hay nada que conducir; Peternac no tuvo ni una sola ocasión para disparar a puerta; Víctor se perdió en caracoleos, y Rodrigo solo apareció para marcar el gol de libre directo. Con todo, el choque se reiniciaba y Víctor Fernández movió ficha con celeridad. McCarthy y Makelele entraron en el césped con la consigna de la ambición y la solidez como máxima de comportamiento. El Celta supo entonces regresar a sus señas de identidad y se dispuso a abordar el liderato con Mostovoi a la cabeza. El ruso entró en combustión y volvió a dar dos pases de medio gol. Las maneras resultaron tan expeditivas que el Valladolid ni se enteró de cómo le cayeron dos goles que le hunden en la clasificación.

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