Cuatro "ochomiles" en cinco meses

Los hermanos Iñurrategi, alpinistas de élite, siempre negaron su interés por la carrera, término despectivo que remite a aquellos empeñados en encaramarse a las 14 cimas más altas del planeta. Juanito Oiarzabal, el último de los seis escaladores (y único español) en alcanzar la marca nunca escondió sus propósitos. Ahora es famoso. Los Iñurrategi, tan conocidos como su amigo vitoriano, intentarán sumarse a la reducida lista el año próximo: quieren conquistar en cinco meses los cuatro ochomiles que faltan en su lista.Más que un fin deseado, su proyecto es un final esperado. La trayectoria de Félix (32 años) y Alberto (31) les ha colocado a las puertas de una hazaña muy apreciada por el gran público, pero escasamente valorada por los puristas del medio, que consideran la marca como un sucedáneo de aventura. Cuestión de envidia o de principios, según los casos.

El ambicioso proyecto será patrocinado por Euskal Telebista, que realizará una serie documental con la pareja de hermanos como protagonistas. El acuerdo, cuyo monto económico no ha facilitado la televisión vasca, incluye la realización de ocho documentales y dos especiales que recogerán las ascensiones a los cuatro ochomiles: Manaslu (8.163 metros, el próximo mes de abril), Annapurna (8.091, en mayo) y Gasherbrum 1 y 2 (8.047 y 8.035, respectivamente, en julio).

Patagonia y Nueva Zelanda

El contrato con ETB acercará al espectador imágenes de la Patagonia chilena, donde los Iñurrategi escalarán la torre central del Paine a finales de este año. A su regreso del Himalaya, los hermanos completarán la serie con un viaje al desierto de Malí, seguido de otro al parque de Yosemite (EEUU) y el último, a los Alpes de Nueva Zelanda.

Los Iñurrategi, con nueve años de experiencia en el Himalaya, asumen el reto de los 14 ochomiles con cierta originalidad: aunque no se enfrentarán a vertientes de extrema dificultad, la repetición de esfuerzos en tan breve espacio de tiempo constituye una apuesta que muy pocos aceptan. Es su forma de ilusionarse y finiquitar con brillantez un proyecto que no imaginaban culminar cuando hollaron el Makalu en 1991: "No hay mejor manera para trabajar la motivación que asumir un desafío de envergadura", aseguran.

La pareja de Aretxabaleta irrumpió con fuerza en el panorama alpino mundial al convertirse en los escaladores más jovenes que pisaban sin ayuda de oxígeno artificial la cima del Everest. Fue en 1992 y tenían 25 y 23 años. En sus 13 expediciones al Himalaya han impuesto la cordura como el principio de actuación en la montaña, hasta el punto de acuñar con uno de sus patrocinadores el lema "marchar para regresar y contarlo". En un medio en el que la supervivencia tiene mucho de incontrolable, pocos alpinistas pueden exhibir actuaciones tan serenas y certeras como las suyas (sólo tres fracasos). De buen augurio para el envite que les ocupa ahora.