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AJEDREZ: El día después a los primeros controles

Las sospechas alcanzan al ajedrez

Misterio, bromas y polémica en el primer control antidopaje del deporte mental

Leontxo García

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Parece que orinan distinto. Si se confirma, los ajedrecistas se convertirían en una fuente de ciencia. Pero ellos, a medio camino entre el arte y el deporte, se tomaron el sábado a broma el primer control antidopaje, realizado durante el Campeonato de España por equipos en Cala Galdana (Menorca). También critican que las autoridades deportivas hayan puesto el carro delante de los bueyes: salvo las misteriosas prácticas de Gari Kaspárov y Anatoli Kárpov, casi nadie ha investigado a fondo los aspectos médicos del ajedrez.Sevilla, 18 de diciembre de 1987. El ambiente está muy crispado en la villa que ocupan el ex campeón Kárpov y su equipo. La última partida del Mundial contra Kaspárov se ha aplazado tras cuatro horas en una posición muy delicada para ellos. Si no logran arrancar un empate, Kaspárov retendrá el título. Se juegan mucho dinero, gloria e influencia política en la URSS. Después de dos meses de combate mental, el gran maestro georgiano Elizbar Ubilava, uno de los analistas de Kárpov, está agotado. Pero es imprescindible analizar toda la noche, y quizá también por la mañana, hasta la hora de la reanudación. El médico de Kárpov le da una pastilla blanca y le dice: "Tómate esto y verás qué bien trabajas. Los cosmonautas soviéticos han probado su eficacia". Ubilava, que ahora vive en Madrid y entrena al indio Viswanathan Anand, recuerda: "Le hice caso, con resultados impresionantes. Mi mente iba como una moto y el cansancio desapareció completamente. Además, el efecto duró 24 horas".

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Al día siguiente, Kárpov terminó perdiendo. En aquella ocasión, como en tantas otras, Kaspárov mostró una energía de caballo pura sangre. Uno de los secretos de los duelos entre ambos es el contenido de los termos que la madre de Kaspárov hacía llegar a media partida hasta el escenario a través de los árbitros, con extraordinarias medidas de precaución. Quienes han convivido con el número uno del ajedrez desde 1983 se preguntan cómo un ser humano, por muy fuerte que sea su constitución física, puede exhibir tanta energía cuando los demás están exhaustos. Un gran maestro, cuya reputación de persona seria y fiable es tan grande como la de Ubilava, concreta más: "En Linares , Kaspárov está siempre como un toro, muestra un vigor descomunal. Luego le observo en otros torneos menos importantes y ya se parece más a los seres humanos normales. Tanto Kaspárov como Kárpov se han entrenado en los mismos lugares que los astronautas y han viajado con médicos expertos, cuyo equipaje incluía grandes sacos de medicamentos".

¿Qué tenía aquella pastilla que tomó Ubilava? "Muy probablemente, era una anfetamina de larga duración . Aumenta el poder de concentración durante unas pocas horas, elimina la sensación de fatiga y produce insomnio", apunta Rafael Andarias, médico asignado por la Federación Española de Ajedrez (FEDA) para supervisar el control en Cala Galdana. "Para potenciar el efecto, otra posibilidad es que fuese un cóctel de anfetamina con algún tipo de betabloqueante, pero eso ya entra en el terreno de lo altamente peligroso", señala el doctor Gabriel Jaume Bauxá, elegido por el Consejo Superior de Deportes (CSD) para dirigir la prueba.

Los betabloqueantes, que frenan el disparo de adrenalina en momentos de tensión, sólo están prohibidos en algunos deportes; por ejemplo, en el tiro olímpico. La FEDA los ha incluido en su lista con un razonamiento lógico. Es raro que un ajedrecista no se excite mucho al descubrir una bella combinación o un golpe táctico que puede ser decisivo. Tras el primer momento de euforia hay que analizar y calcular con frialdad para asegurarse de que esa jugada es realmente buena, además de muy bonita. Pero eso es casi imposible si la adrenalina está fuera de control. Sin embargo, la gran incógnita está en saber cuál sería la dosis justa de anfetaminas o betabloqueantes para que los efectos negativos no superen a los positivos, con el matiz añadido de que "el metabolismo de cada persona es distinto", según Bauxá. El testimonio del gran maestro español Orestes Rodríguez refuerza esa impresión: "Es muy difícil aplicar esas sustancias al ajedrez con acierto. En una misma partida, hay momentos que requieren frialdad total y otros que exigen agresividad. Por ejemplo, cuando te queda menos de un minuto para hacer varios movimientos. Es imposible que juegues bien si estás muy relajado porque necesitas que tu sistema nervioso se active al máximo para captar ideas, amenazas y trampas en muy pocos segundos".

Ese efecto concreto -que las órdenes del cerebro lleguen antes al resto del cuerpo- podría tal vez lograrse con una dosis adecuada de vitamina B, que ni siquiera figura en la relación de sustancias proscritas. Pero no deja de ser otra de las meras hipótesis que barajan los médicos. Si se exceptúa a Kaspárov y Kárpov, no se conocen indicios de que alguien haya estudiado profundamente la relación del ajedrez con el dopaje. Javier Sanz, ex campeón de España, fue uno de los aventureros: "Hace unos veinte años hice un experimento por curiosidad intelectual. Jugué una partida bajo el efecto de anfetaminas. Ciertamente, noté mayor concentración y ausencia de fatiga. Pero perdí la noción del tiempo, lo que resultó fatal porque pensé demasiado en jugadas sencillas. La prueba fue negativa, pero hay que subrayar que la hice sin el asesoramiento de un experto". También se conoce algún caso, como el del estadounidense Walter Browne, de consumo de marihuana o hachís. "En principio, estimulan la creatividad. Pero hay un riesgo muy alto de que el jugador se pase de revoluciones y considere que algunas jugadas absurdas son maravillosas", indica Andarias. Ambas sustancias, al igual que el alcohol, están entre las que cada federación puede prohibir optativamente, como ha hecho la FEDA.

Kaspárov y Kárpov están en otro nivel. Durante su quinto y último duelo por el título (Lyón, 1990), Kárpov permitió que una cámara de TVE le filmase mientras inhalaba oxígeno, proveniente de una sofisticada máquina. "Consigo un efecto similar al de los atletas que se entrenan en lugares de gran altitud para aumentar la producción de glóbulos rojos. Como mi duelo con Kaspárov dura más de dos meses, así mejoro mi resistencia física", explicó el entonces subcampeón del mundo sin mencionar que el método podía contribuir también a que su cerebro trabajase mejor, dado que las neuronas captan oxígeno. De esas palabras al famoso asunto del hematocrito, (porcentaje de glóbulos rojos en la sangre) que tanto escándalo provocó en el Tour, hay poca distancia. Algunas personas nacen con el hematocrito alto, lo que dificulta la detección de los infractores. De momento, los controles en ajedrez excluyen el análisis de sangre.

Como primera conclusión -los resultados no se sabrán hasta dentro de dos meses-, la densidad de la orina de los 20 ajedrecistas controlados es mucho más baja de lo normal, y el pH también es distinto, según el doctor Bauxá: "Aunque no pueden descartarse factores aleatorios, como la marca de agua mineral que los jugadores habían consumido en el hotel durante los seis días anteriores, hay indicios para no descartar que la hipófisis de los ajedrecistas funcione de forma distinta a la normal por la ansiedad que sienten durante la alta competición. Pero quiero dejar bien claro que, por ahora, no es más que una hipótesis. Si se confirma con pruebas futuras, el asunto tendría un indudable interés científico".

Hallazgos aparte, todos los médicos consultados por EL PAÍS creen que puede haber dopaje en el ajedrez. Uno de ellos, el del equipo de balonmano del Barcelona, José Antonio Gutiérrez, está convencido: "Sabemos que un betabloqueante puede aumentar el rendimiento de un tirador de pistola o carabina, y también el de un músico. Las anfetaminas combaten la sensación de cansancio. Cualquier persona puede beneficiarse a corto plazo de un estimulante. Asimismo, hay datos sobre la relación entre determinadas expresiones artísticas y el consumo de algunas sustancias. Por ejemplo, los Beatles grabaron algunos de sus mejores discos tras consumir drogas. No veo por qué alguna o varias de esas experiencias no pueden ser aplicables al ajedrez".

Sin embargo, el 90% de los jugadores preguntados por este diario en Cala Galdana creen que el dopaje no tiene sentido, salvo casos muy especiales. En general, su vena artística prevalece sobre la deportiva al hablar del tema, aunque ninguno llega al extremismo del holandés Hans Ree, gran maestro y prestigioso columnista, que escribió lo siguiente en 1992: "Supongamos que el año próximo Kaspárov y Timman llenan la botellita, cumpliendo rigurosamente las normas internacionales (camisa arriba, pantalones abajo, con un médico presente para comprobar que la orina sale por la apertura oficialmente designada). ¿Aceptarán esto los jugadores? Si lo hacen, habría que negarles el pan y la sal. Por el respeto a la memoria de Steinitz, Lasker, Capablanca y Aliojin , espero que (...) quien se someta a ese procedimiento humillante que desacredita al mundo del ajedrez sea expulsado de él y untado con brea".

Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).

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