Antoni Llidó, mártir
Aparte de san Diego de Alcalá, que también -en Tuéjar hoy es fiesta-, nuestro pueblo conmemoraba el 13 de noviembre un san Diego -sant Dídac-, natural y vecino de Jerusalén y de oficio verdugo. Por razón de su cargo, organizaría la parafernalia que llevó a Jesús de Nazaret a una injusta muerte. Después, como buen converso, un ferviente propagador del cristianismo. Pero Dídac llegó a ser un nombre maldito, y, sinónimo de botxí, por usarlo sólo los del gremio, del que era santo patrón.Pinochet y sus solidarios vaticanos no han caído en esta cuenta: la humanitaria posibilidad de encomendarle a su celestial intercesor. El eficaz sicario estaba al corriente de sus víctimas y sus martirios; a quienes pedían piedad para el rector Llidó, el esbirro les espetó: "Ese no es cura, es marxista". Hoy, dentro del homenaje de la Universitat de València, se rememorará en Balones y Quatretondeta (El Comtat) la entrega y el trabajo humano, cultural y social que inició en estos pueblos del marginado secano y prolongó a Chile, donde, igual que su maestro, dio la vida por las personas: "Entiendo", afirmaba en 1971, "mi religión y mi sacerdocio como un compromiso con la sociedad en la que vivo, con aquellos que luchan por instaurar un orden social que impida la esclavitud, que capacite al hombre para acercarse cada vez más a su plenitud". En 1974, en Cuatro Álamos, los testimonios hablan de que, torturado sádicamente, aún "consolaba a sus compañeros, compartiendo con ellos mendrugos de pan o cáscaras de fruta". Por todo ello, y para no dejar "que se apague el grito supremo de su amor ni que sea infecunda su sangre", siguiendo un antiguo uso de la iglesia, el obispo Pere Casaldàliga ha canonizado a Antoni Llidó, lo ha incluido en el martirologio de su diócesis brasileña y celebrará su memoria cada 15 de septiembre.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.