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El Madrid se espabila a tiempo

Tras una primera parte magnífica, los de Scariolo sufrieron para ganar al Zalguiris

Ganó el Madrid y esa es la noticia. Y ganó al vigente campeón de Europa, un equipo que se parece bien poco al que lograra aquel título. El Madrid volvió a ser un conjunto camaleónico, que cambia de talante, no se sabe bien por qué. Mejor prueba que la de ayer no existe. Su arranque resultó ejemplar, sembrando de minas ambas zonas, donde el Zalguiris saltó por los aires. Brent Scott ejecutó, en ese inicio, una obra de arte, mostrando a Europa cómo se aterroriza bajo el tablero a tipos más altos, más grandes, más fuertes y, por supuesto, más torpes.El Madrid hizo diabluras durante la primera mitad. Alcanzó cómodas ventajas, que llegaron a superar los diez puntos. Djordjevic emuló a Magic Johnson en un par de asistencias imposibles, mientras miraba a la grada. Pero el Madrid pasa de la felicidad al llanto en un periquete. Se relaja en defensa y se convierte en un conjunto irreconocible, que no corre, que no encesta, que se lía de mala manera. La pájara del Madrid empujó al Zalguiris, qué remedio, que se fue con vida al descanso sin merecerlo (32-39).

ZALGUIRIS 65

REAL MADRID 67Zalguiris Kaunas: Stumbrys (2), Timinskas (16), MindaugasZukauskas (4), Masiulis (2), Eurelius Zukauskas (17); Sestokas (7), Cory Beck (2), Zidek (9) y Slanina (6). Real Madrid: Djordjevic (12), Alberto Angulo (6), Herreros (10), Struelens (7), Brent Scott (20); Lucio Angulo (10), Larsen (0), Hansi Gnad (0), Iker Iturbe (2) y Galilea (0). Árbitros: Jungerbrand (Finlandia) y Zavlanos (Grecia). Excluyeron por cinco personales a Zidek (m.40). Unos 4.000 espectadores en el Kaunas Sports Hall, en partido correspondiente a la séptima jornada de la Euroliga.

Y si el Madrid de los primeros 20 minutos, que a ratos resultó fantástico, no había sido capaz de derribar al todavía campeón de Europa, pues difícilmente lo iba a hacer el que apareció tras el intermedio. Una caricatura de equipo fue aquél. El Madrid perpetró un rato de baloncesto infame, que duró siete minutos, en los que no fue capaz de conseguir más que cinco puntos.

No le hizo falta al Zalguiris hacer nada del otro jueves para recuperar terreno. Le bastó con echarle cierto academicismo a la tarea. Corría el Zalguiris, no lo hacía el Madrid; defendía el Zalguiris como si en ello le fuera la vida y no lo hacía el Madrid. Un poco de acierto en el tiro de larga distancia y ahí estaba el partido boca abajo (43-42, m.25).

Llegó el conjunto lituano a acumular una ventaja de cinco puntos (55-50) y el Madrid apenas balbuceaba algo parecido al baloncesto. Pero fuera porque le pesó la responsabilidad, o porque no acababa de creerse tanta felicidad, el caso es que el Zalguiris no se escapó en el marcador y el Madrid se vino arriba, que tampoco era cuestión de prorrogar aquella insensatez. Se espabiló a tiempo y ganó. Sufriendo, eso sí, como corresponde a un equipo a ratos esquizofrénico, capaz de ejecutar 20 minutos primorosos y unirlos con otros 20 que no piden más que el olvido.

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