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La izquierda verde JOAN SAURA I LAPORTA

El pasado día 4, Francesc de Carreras se interrogaba sobre la identidad y el futuro de Iniciativa per Catalunya-Verds. En su reflexión, hecha al hilo de unos resultados electorales insatisfactorios para IC-V, realizaba algunas afirmaciones discutibles e incluso, a mi entender, desacertadas.En primer lugar, hablar de la identidad política de IC-V requiere mencionar el proceso de redefinición de identidades que está viviendo toda la izquierda europea desde mediados de los ochenta como consecuencia de los profundos cambios en el mundo. El espacio socialdemócrata asiste a diversas reformulaciones políticas y las tesis de la Tercera Vía o las posiciones de Oskar Lafontaine son un claro ejemplo de ello. Los partidos comunistas han evolucionado de forma absolutamente dispar, y ha emergido una nueva identidad política, los verdes, presentes hoy en varios gobiernos europeos.

Las causas han sido múltiples y entre ellas se puede citar el fracaso de los diversos intentos de construir una sociedad socialista, ya sea en su forma socialdemócrata o comunista; la aparición de la teoría del fin de la historia y del pensamiento único como consecuencia de este fracaso; la hegemonía del pensamiento neoliberal y los retos de una globalización económica en la que los Estados y los poderes tradicionales (partidos, sindicatos) están cada vez más indefensos ante la potencia de los grandes grupos financieros y mediáticos, etcétera.

Pero es el pensamiento ecologista y feminista el que hace la mayor aportación a la renovación del ideario de izquierdas. El primero, cuando formula "la conciencia del límite natural de nuestro planeta", plantea que el conflicto fundamental de nuestro tiempo es que el modelo de producción y consumo de los países industriales no es generalizable al conjunto de la humanidad y, por tanto, lleva asociado el incremento de las desigualdades sociales a escala mundial. Ese modelo de crecimiento económico ilimitado, que la izquierda históricamente ha defendido y que, aún, una buena parte de ella defiende, no resuelve tampoco sino que difiere y agrava los actuales problemas de los propios países industrializados. La aportación de la perspectiva feminista ha sido, también, fundamental al cuestionar de raíz la organización patriarcal y autoritaria de la sociedad, los valores dominantes, la distribución del tiempo y también la propia concepción de la política.

IC-V nace y evoluciona en ese contexto. Se trataba de alumbrar un nuevo proyecto de emancipación que, sin sustituir o renunciar a la característica histórica fundamental de la izquierda, incorporase las aportaciones ecologistas y feministas, todo ello con una firme voluntad interna de avanzar en un proyecto autónomo.

Esta profundización en el espacio ecosocialista ha tenido traducciones diversas y experiencias de gobierno positivas. En el interior de la organización se han producido cambios culturales de importante significación. Hoy es impensable la elaboración de listas electorales en las que no haya una importante presencia de mujeres. Ha significado también la elaboración de propuestas políticas desde esta nueva lógica: una política energética e hidráulica basada en el ahorro y la eficiencia, la alternativa de los trenes 200, tipo Euromed, frente al AVE, el cierre de las centrales nucleares o la moratoria de los alimentos transgénicos. Y, más recientemente, con las relaciones que se han establecido con la Federación de Partidos Verdes de Europa. Desde la óptica de gobierno, se podrían poner muchos ejemplos, pero puede que el más emblemático sea la defensa del territorio que se ha llevado a cabo desde el Ayuntamineto de El Prat en relación con el Plan del Delta.

En definitiva, en estos 12 años de existencia, IC se ha transformado en Iniciativa per Catalunya-Verds, manteniendo su carácter de formación nacional catalana, su radicalidad democrática y su discurso social: pleno empleo, Estado de bienestar como garantía de igualdad de oportunidades y fiscalidad progresiva.

A esta reflexión sobre la evolución ideológica, en mi opinión, positiva de IC-V se contrapone la realidad de unos resultados electorales insatisfactorios que propician opiniones como las de F. de Carreras. Pero aceptando que es necesario

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