La Real derrama su adrenalina Clemente comienza su obra con goles, presión y trabajo sin límite
Clemente ha comenzado su obra en la Real con los cimientos habituales: una presión axfisiante, una entrega absoluta, una dedicación exclusiva al trabajo en todo el campo. La Real ya es un equipo reconocible de la manufactura del clementismo, que ayer sancionó su aspecto tribal con un fútbol tan agresivo como vertical y una resolución tan directa como equitativa: marcó tanto como falló.De su nuevo trazo se desprenden algunas conclusiones. sorprendentes. Sa Pinto, el futbolista más anárquico de la Real, se ha colectivizado y ayer firmó una actuación tan brillante como solidaria. Mutiu puede erigirse en el amigo, también solidario de Juan Gómez, conformando el muro granítico en el que suelen fundamentarse los equipos de Clemente.
REAL SOCIEDAD 3
VALLADOLID 0Real Sociedad: Alberto; Rekarte, Loren, Pikabea, Aranzabal; Gómez, Mutiu; De Paula (Bonilla, m. 62) (Barkero, m. 76), Idiakez, De Pedro (Aranburu, m. 69); Sa Pinto. Valladolid: César; Santamaria, Peña, García Calvo, Marcos; Chema (Eusebio, m. 45), Turiel, Vizcaíno, Rodrigo ( Arilson, m. 80); Víctor y Peternac (Alberto, m. 69). Goles: 1-0. M. 31. De Pedro cabecea un centro de Sa Pinto. 2-0. M. 41. Sa Pinto le roba el balón, de forma dudosa, a César, tras un autopase. 3-0. M. 48. De Paula empuja con la puntera un perfecto servicio de Sa Pinto. Árbitro: Ansuategui Roca. Mostró tarjetas amarillas a Santamaría, Peña, García Calvo y Víctor, todos ellos del Valladolid. Unos 20.000 espectadores en Anoeta. Javier Clemente saldó su debú en el estadio donostiarra con un resultado positivo.
Lo demás era sabido. Un equipo agobiante, extenuante que acabó extenuado, muy abierto que fulminó al Valladolid en un suspiro. El equipo castellano salió asustado y acabó cosido por los cuatro costados. Manzano había advertido que no quería ser el bálmaso de la heridas realistas. Misión imposible. Tres defensores lentos y de cintura suelta son una invitación demasiado golosa para un equipo eléctrico, potente y que cuenta con la habilidad de De Pedro y Sa Pinto para discurrir por las autopistas. La otra zurda solemne del partido era Rodrigo, pero el brasileño fue un fiasco: estuvo como ausente y permitió jugar a placer a De Paula y Rekarte por su costado. La Real tardó media hora en hacer gol. Diez minutos después sentenció el partido con un dudoso tanto de Sa Pinto.
Pero siguió corriendo, fruto de la ansiedad y del nuevo manual de estilo que sanciona el relajamiento de forma sumaria. El público de Anoeta aparcó todas sus dudas y se divirtió con el estruendo de su equipo. Otro gol de De Paula, dos remates de Bonilla, otro de Barkero. Una fuente inagotable ante un rival que s e había despedido hacía mucho tiempo. La adrenalina se desparramó por el campo, por la grada e incluso por el banquillo. Clemente, tieso como una vela, encajó los goles con una seriedad germánica. Y al final hizo partícipes a los periodistas del éxito.
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