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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

TEATRO Palabra de gala

Las manzanas del viernesDe Antonio Gala. Intérpretes, Concha Velasco, Encarna Paso, María Paz Ballesteros, Josep Linuesa, Antonio Rosa, Cristina Castaño. Iluminación, Josep Solbes. Vestuario, Elio Berhanyer. Escenografía, Alfonso Barajas. Dirección, Francisco Marsó. Teatro Olympia. Valencia, 4 de noviembre.

Hace mucho tiempo que Antonio Gala se deja llevar por su extremada facilidad para escribir y por una cierta cursilería que pretende nombrar los grandes problemas de este mundo echando mano de un prosa que seguramente el autor cree poética. Como es natural en este tipo de escritores, ha terminado especializándose en problemas de mujeres, un género que vende bien y que admite cualquier clase de consejas sobre lo divino y lo humano.Es el caso de esta obra, hecha para el lucimiento de su primera actriz, una valiente Concha Velasco, que arranca nada menos que con una entrevista a toda pantalla de Pedro Ruiz, ese muchacho con inquietudes, a la protagonista, de nombre Orosia, en una grabación fingida del televisivo tostón ese de La noche abierta. Ese artificio, tal vez indigno de un buen autor teatral, le sirve a Gala para presentar a su chica, una ejecutiva naviera de alto standing y algo entrada en años que ha triunfado en la vida sin conocer, a lo que parece, el amor de hombre. Luego se verá que esa impresión es errónea, y que la mujer tiene a sus espaldas una pasado único pero borrascoso. Así las cosas, de inmediato irrumpe en su vida un joven vivales que, con el concurso de alguna que otra rayita de coca, la encandila, la enamora y se monta la de dios es cristo.

El texto llama la atención por la colección de sentencias infatigables que el autor pone en boca de una Concha Velasco que hace lo que puede, y lo que puede lo hace muy bien, con ese encadenamiento de disparates bien dichos y hasta redichos sobre la condición humana en general y sobre el amor en particular, tema éste -el del amor- en el que Gala es, como se sabe, todo un experto. Pero eso da muy poco juego teatral, de modo que la dirección apenas si existe en un montaje que destaca por el amor -ella, sí- que Concha Velasco aporta a su fantástico personaje.

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