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La discutida mudanza de 'Tizona'

Vecinos y especialistas cuestionan el proyecto de trasladar el Museo del Ejército al Alcazar de Toledo

Mientras las barbas de Los Jerónimos se pelan, las del Museo del Ejército son puestas velozmente a remojo. Para ello, acaba de presentarse en público una asociación civil, surgida en torno a este recinto, edificado en tiempos de Felipe IV, en pleno siglo XVII, que alberga desde 1845 los más importantes vestigios de la historia militar española, la Tizona del Cid Rodrigo Díaz de Vivar incluida.La nueva asociación pugna por defender el Museo del Ejército de un singular barbero, el Museo del Prado. La pinacoteca tiene planeado extenderse sobre edificios históricos contiguos como la iglesia de San Jerónimo el Real y el propio Museo del Ejército, que, hasta el momento, está sembrando Madrid de debates ciudadanos.

El proyecto de la Administración consiste en enviar las ricas colecciones del Museo del Ejército -hasta 13.000 objetos, armas, documentos, estandartes, uniformes, armaduras y maquetas- al Alcázar de Toledo. Este traslado parte de un acuerdo suscrito entre los ministerios de Educación y Defensa en 1997. Según tal pacto, Defensa admitió la mudanza a cambio de que Educación financiara su reinstalación en el edificio toledano, pese a que, desde febrero de 1979, el museo madrileño ya cuenta allí con una sección delegada con 7.000 piezas.

José Durán, presidente de la Asociación de Amigos del Museo del Ejército, sostiene que "el proyecto de ampliación del Prado al del Ejército incumple la normativa y las recomendaciones del Consejo Internacional de Museos, ICOM, en el cual España está integrada". "No existen los preceptivos informes del Cuerpo de Técnicos Conservadores del Estado, responsables de la conservación de los museos, ni tampoco el de la Hacienda Pública, dado el carácter suntuario del proyecto", explica el dirigente vecinal.

"No dudamos que se deba ampliar el Prado, pero no está debidamente justificado que deba hacerse sobre el Museo del Ejército, que es uno de los mejores exponentes de historia militar de toda Europa y el segundo en antigüedad y solera de los recintos museísticos de Madrid", añade Durán.

El Palacio del Buen Retiro, en donde se aloja el Museo del Ejército, fue edificado en el siglo XVII sobre terrenos del marqués de Tavera. Era una construcción de ladrillo, de tres alturas y de estilo posherreriano. En sus 3.553 metros cuadrados alberga plantas de artillería, infentaría e ingenieros. Exhibe 13.000 fondos, datos a partir de la Edad Media.

Un informe de la Asociación de Amigos del Museo, recientemente difundido entre instituciones parlamentarias y gubernamentales, señala: "La Academia de la Historia, la Española, la de Ciencias Morales y Políticas, la Real de Medicina, el Ayuntamiento de Madrid -en pleno de enero de 1998-, siete asociaciones vecinales y cívicas y los grupos municipales del PSOE e Izquierda Unida de Madrid, más 10.000 firmas de otras tantas personas, han mostrado en diferentes ocasiones su oposición a la irrupción del Prado sobre el Museo del Ejército". Las firmas fueron presentadas en marzo ante el Ministerio de Defensa.

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Por su parte, el arquitecto Antonio Lamela, en una conferencia en la sede madrileña del museo militar el 22 de octubre, establecía que "la ampliación del Prado, que no está suficientemente justificada, ni aceptada por la opinión pública, puede perjudicar al barrio y al propio edificio , que es una pieza catalogada y difícilmente modificable por su entidad arquitectónica y por impedirlo las ordenanzas municipales".

"Por tratarse de un museo de titularidad estatal", añadía Lamela, "el Museo del Ejército es un bien de interés cultural por el artículo 60.1 de la Ley 16/1985 de Patrimonio Histórico Español".

No hay síntomas de que la Administración vaya a cambiar su criterio al respecto de esta ampliación. A grandes rasgos, se trata, según el Ministerio de Cultura, de recuperar el Salón de Reinos, exponente de la magnificencia de la Corte de los monarcas de la dinastía Austria.

Sobre sus muros, de 34 metros de longitud por 10 de anchura y 8 de altura, donde hoy cabe ver los escudos de los 24 reinos que compusieron los dominios españoles en el cénit del imperio hispánico, fue colgado en su día el cuadro de Las lanzas, de Diego Velázquez, así como otros lienzos de Zurbarán, Castelló y pintores del XVII, con escenas de las principales batallas de las tropas españolas en Europa y América. En esta línea, aunque aún está en estudio, se cree que el eje de la actuación consistiría en instalar sobre el Salón de Reinos las mejores obras de Velázquez.

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