Cinco heridos en el asalto a una residencia de menores inmigrantes en Fuerteventura
Jóvenes de un barrio marginal causan destrozos en el centro de acogida de norteafricanos
El antiguo hotel Fuerteventura, reconvertido en residencia escolar que acoge a 16 niños canarios y 33 menores norteafricanos, fue anteanoche escenario de una insólita agresión por parte de jóvenes canarios a los inmigrantes. Sobre las 21.15 (hora canaria), un grupo de jóvenes asaltó el centro de acogida e hirió a cinco menores: uno fue agredido en el pecho con arma blanca, y los otros recibieron múltiples golpes, según la denuncia presentada ayer por el director de la residencia, Rafael Betancort, y el presidente de Cruz Roja en Fuerteventura, Juan Manuel de León.
Según el testimonio de algunos cuidadores, los jóvenes, procedentes del barrio conocido como Las Noventa Viviendas -una zona marginal de Puerto del Rosario, la capital de la isla-, irrumpieron en el centro, en seis motos de pequeña cilindrada algunos y otros a pie, profiriendo insultos y realizando roturas y destrozos en el interior del inmueble con piedras y palos. El grupo, integrado por entre 12 y 15 asaltantes, según la policía municipal, arrancó el teléfono, agredió a los magrebíes y llegó a amenazar con "un cuchillo de grandes dimensiones" a la cuidadora que les salió al paso. Esta empleada de la residencia comentó poco después que los inmigrantes que ella trata a diario "son gente muy pacífica".Tanto los responsables de la Residencia Escolar Fuerteventura como los propios niños canarios internados salieron en defensa de los agredidos, según explica Juan Manuel de León, quien sostiene que "se sabe quiénes son estos jóvenes" y que sus edades oscilan entre los 17 y 23 años. Los hechos sucedieron con tal rapidez que el grupo se disgregó en el momento en que llegaba la policía local, que ya no tuvo ocasión de intervenir puesto que los agresores se habían dado a la fuga.
Las autoridades locales sostienen que el asalto se produjo tras participar los menores inmigrantes en una fiesta en el barrio, en la que los jóvenes amendrantaron a los magrebíes por entender que trataban de relacionarse con las chicas que allí se encontraban. Otra versión apunta a que el primer incidente ocurrió al caer la tarde, cuando un hombre de unos 28 años se bajó del coche y agredió indiscriminadamente a uno de los menores que se dirigía caminando al centro, y que trató de defenderse.
Mientras testigos presenciales narraban a los medios informativos que los agresores convirtieron la calle en una auténtica batalla campal, que alcanzó a varios vehículos aparcados en las proximidades, tanto la policía local como la nacional trataban ayer de minimizar lo sucedido. Después del incidente, las autoridades locales han intensificado sus controles en la zona, lo que ha tranquilizado a los menores, que lamentaban con nerviosismo el creciente racismo que, en su opinión, existe en la isla.
Éste ha sido, no obstante, el primer altercado de gravedad ocurrido en Fuerteventura desde que en 1994 comenzaran a llegar las primeras pateras, aunque el pasado verano la isla recibió una ola de inmigración hasta ahora desconocida. Cruz Roja cifra en 111 el número de menores que han arribado en estas embarcaciones a la isla en el presente año, y eleva a dos millares el total de magrebíes que actualmente vive en la isla.
Tanto las ONG como el Gobierno de Canarias coinciden en señalar que lo sucedido "era previsible" y advierten sobre la creciente inquietud con que vive la población de Fuerteventura esta masiva llegada de extranjeros clandestinos. "Tememos que vuelva a suceder", señaló el presidente de Cruz Roja, Juan Manuel de León, quien asegura haber observado un aumento de pequeñas reyertas, que hasta ahora sucedían sólo de manera aislada.
El consejero de Empleo y Asuntos Sociales, Marcial Morales, manifestó: "Venimos diciendo desde hace tiempo que la isla ha traspasado el umbral de lo soportable", y recordó en este sentido las palabras del Ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, en su reciente visita a Canarias, en las que calificaba de "alarmistas" a quienes sostenían que la inmigración "desbordaba la capacidad de integrar a los inmigrantes". "Tememos que empieza a haber un rechazo entre la población, aunque de momento las manifestaciones son aisladas", añadió el titular de Asuntos Sociales.
Estos incidentes se han producido en la isla canaria una semana después de que Domingo González Arroyo, senador del Partido Popular y alcalde del municipio majorero de La Oliva, reclamase el regreso de la Legión para hacer frente a "toda esta gente clandestina que está llegando y nos come por los pies". González Arroyo calificó la llegada de los inmigrantes como una "invasión", de la que dijo: "No tengo por qué soportar al que entra sin llamar a la puerta de otra nación sin su documentación".
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