Un duelo para soñar
El torneo de Valderrama reúne desde hoy a Sergio García y Tiger Woods, los dos jugadores que han revolucionado el golf
Sergio García está ansioso porque den las 12.03 de hoy y el presentador del American Express, el gran torneo mundial que cierra la temporada del golf en Valderrama, anuncie su nombre en el tee del uno y avanzar un paso, agarrar el driver, darle a la bola, verla volar en línea recta durante los seis segundos que tarde en recorrer 250 metros y aterrizar en medio de la calle, y echarse a andar al lado de su compañero de partido, el jugador de Islas Fiyi Vijay Singh. Quizás esté El Niño más ansioso, con más ganas que en sus últimas apariciones por el circuito. Quizás sea simplemente porque se siente bien, muy bien, dándole bien a la bola, rompiéndola, mentalmente súper, quizás. Pero más quizás, seguro, es por la presencia de un nombre especial en la lista de 61 rivales. Un jugador que habrá empezado a jugar hora y media antes, haciendo pareja con el ganador del último Open Británico, el escocés Paul Lawrie. Es, claro, Tiger Woods, el número uno. Piedra de toque para el fenómeno de Castellón que sueña con ser el sucesor. "Me encanta jugar contra él", asiente Sergio. "Me divierto siempre muchísimo jugando contra Woods. Diría que incluso cuando él viene, cuando participa en el mismo torneo que yo, me siento más inspirado".Tiger Woods es un joven de 23 años que habla como un veterano de 40. Un pozo de sabiduría. Con experiencia para poder mirar hacia atrás en su vida y decir en alto: "Me he equivocado pero he aprendido". "Juego mejor que nunca porque ya sé lo que soy y lo que represento. El gran cambio que dio mi vida. Pasar de ser un tipo totalmente desconocido en 1996 a ser una estrella con todo el mundo detrás, como en el 97. Eso es muy duro. Y más cuando se tienen 20 o 21 años. Pasar de ser un tipo anónimo a quien nadie conoce en un restaurante a tener a todo el restaurante puesto de pie y aplaudiendo. Sí, eso es una gran diferencia. Pero ya me he enterado de qué va la cosa y lo entiendo. He cometido muchos errores, pero he aprendido de ellos, y me siento mucho más a gusto en la vida por eso. Y todo lo que arrastro ahora conmigo, si quieren llamarlo Tigremanía háganlo, pero no tiene nada que ver con hace un par de años. Entonces sí que era duro porque por aquel entonces yo era un personaje nuevo en el escenario, pero una vez has estado un tiempo, la gente ya te conoce y no provocas tanto impacto. Por ejemplo, Sergio es el producto nuevo ahora, es la novedad en el escenario. Ha comenzado en esta historia de una forma maravillosa y tiene que aguantar ahora toda la presión de la prensa, a todos los aficionados. Pero de aquí a tres años, ya será trigo trillado".
A su lado, Sergio García, su amigo, aprende. Lo oye pero no termina de creérselo. Él, El Niño, es otro. "No quiero ponerme metas muy altas", intenta hacerse creer. "Quiero ir al trantrán". Está en la fase uno. Subiendo al escenario y sorprendiendo a todos los viejos actores. Con ganas de romper el reparto tradicional de papeles. Descarado e irrespetuoso. "No, no", dice El Niño. "Tiger Woods no es un espejo en que mirarme. Hay veces en las que aunque no me meta entre los 10 primeros de un torneo yo también estoy orgulloso de mi juego. Pero Tiger juega muy bien". Es su referencia, aunque no quiera. "Y es mi amigo. No le conozco desde hace tanto tiempo como para poder decir que es un gran amigo, pero yo considero que tengo una buena amistad con él." La frase fácil pediría seguir con un "pero Valderrama, si El Niño gana al Tigre, puede ser el final de una buena amistad", pero no. El Tigre y El Niño seguirán necesitándose, son la base del nuevo star system, la rivalidad que ha revolucionado el golf.
Woods es la referencia. Lo es, por lo menos, desde abril, de cuando Sergio García debutó, como amateur, en el Masters de Augusta, el torneo que supuso la entrada en tromba de Woods en el estrellato mundial. El Niño ganó el trofeo al mejor aficionado. Y poco después, dos semanas o así, se hizo profesional. Y nada más dar el salto, la gente ya empezó a conocerlo, y a hablar del número uno mundial como objetivo. Dos torneos ganados y personales exhibiciones en la Ryder y otros escenarios de postín marcaron el verano. Y ahora, en el primer otoño de su carrera, la gente esperando como nunca su duelo con El Tigre, con un jugador mejor, más maduro, con lo mejor que la gente ha visto en mucho tiempo. "Todos quieren convertir este torneo en un duelo entre Tiger y yo, pero no somos los únicos. Y no siempre ganamos Tiger o yo. Hay que tener en cuenta a otros jugadores. A Montgomerie, que busca ganar su séptima Orden del Mérito. Y a más", dice Sergio.
-Sergio, ¿puede usted ganar a Tiger esta semana? Si, sí, diga cómo.
-Sí, sí que se le puede ganar. Tendré que jugar bien de verdad, claro. No sé, pero el tiempo influirá. Y saber cómo va a jugar él. No se sabe si jugará súper, o sólo bien. Pero está muy bien estas semanas. Será muy duro batirlo. Juega con mucha confianza.
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