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SANGTRAÏTBANDA DE ROCK DURO

"Somos un grupo de pueblo"

"Yo me subo al camión, pongo una cinta de Jimi Hendrix o Deep Purple y ya tanto me da hacer 500 o 1.000 kilómetros. Disfruto conduciendo, me lo paso de coña". Lo dice Martín, barbudo de 46 años, ex pastelero, ahora camionero y batería de Sangtraït desde hace 16 años. "Me levanto a eso de las cuatro de la mañana y hasta las seis de la tarde llevo arena de un lado a otro". A su lado sonríe Quim Mandado, 38 años, melenudo desde siempre, y bajista y cantante de la banda más popular de La Jonquera. "Yo me dedico sólo al grupo, me levanto a eso de las 11, paseo al perro, practico con el bajo, como, doy una vuelta y me duermo con la tele. Sí, llevo una vida relajada, tanto, que me da vértigo ver cómo vivís en Barcelona. Sí, definitivamente somos una banda de pueblo, y eso nos ha ayudado a mantenernos juntos". Diecisiete años juntos, y ahora con su nuevo disco en la calle, el octavo ya.Papa Jules, el armónica y letrista, un armario humano, tuvo un sex shop, luego se dedicó a los tatuajes y ahora trabaja en una gasolinera. Lupe, la guitarra, es recepcionista en un hotel y Coro, el otro guitarra, trabaja en ordenadores: "Sólo en el momento de máximo esplendor del rock en catalán, entre el 89 y el 93, dejamos los trabajos. Luego volvimos a currar y la verdad es que nos gusta y nos ayuda a estar centrados", dice Martín. "Piensa que nuestro estilo, el rock duro, nunca ha tenido un circuito estable en Cataluña y no da para dedicarse sólo a la música. Suerte tuvimos de que nos pillase el auge del rock en catalán, porque de lo contrario jamás hubiésemos salido del pueblo", concluye Quim Mandado. Lo hicieron, protagonizaron aquel célebre Sant Jordi del 92 y han continuado hasta hoy.

Tienen pinta de duros, pero no lo son. "Un día nos perdimos en una carretera cerca de Sant Celoni y la pareja a la que íbamos a preguntar el camino echó a correr. Siempre nos pasa igual", recuerda Quim. Es el sambenito de Sangtraït, quienes cansados de esta imagen han titulado su último trabajo L"altre cantó del mirall. "Todos nos quieren ver de la misma manera, pero en muchos casos la realidad está detrás del espejo; eso queremos expresar con el título del disco", afirma Quim antes de perfilar el trabajo que han realizado. "En efecto, es nuestro disco menos heavy, es el disco con más arreglos y menos distorsión. Con él hemos querido romper un cierto encasillamiento, huir del patrón y abrirnos a otros sonidos. Sí, puede que con ello perdamos a nuestro público de siempre y no ganemos uno nuevo, pero en la vida hay que aceptar retos y riesgos si no quieres estancarte".

Éstos son los Sangtraït del 99, los que quieren enseñar qué hay al otro lado del espejo. Siguen adorando a Deep Purple y Led Zeppelin, les apasiona el rock duro y viven en La Jonquera sin las tensiones que en las grandes ciudades deshacen a los grupos. El tiempo pasa y ellos se adaptan.

Aunque bien pensado igual es que los tiempos no cambian tanto. "Fíjate", dice Martín, "mi hijo de 17 años me dijo el otro día que había descubierto un disco cojonudo: era el Made in Japan de los Purple. Por supuesto le dije que no lo conocía, lo escuché y luego le comenté que a mí también me parecía cojonudo".

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