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El libro de Juan el Oso y Blancaflor

Alianza Editorial acaba de sacar a la luz en dos volúmenes Cuentos al amor de la lumbre. La publicación de esta obra de Antonio Rodríguez Almodóvar en la edición de bolsillo de Alianza Editorial convierte el libro en un pequeño clásico. Cuentos al amor de la lumbre fue publicado en Anaya en 1984. El libro va por las 21 ediciones y lleva más de medio millón de ejemplares vendidos.Cuentos al amor de la lumbre fue en el momento de su publicación un hito en un panorama poco propicio a la recopilación y análisis del relato popular. Su aportación al estudio de los cuentos españoles de tradición oral marcó un antes y un después. En 1985, recibió el Premio Nacional de Literatura al libro mejor editado. El prestigioso semiólogo francés Claude Bremond dijo sobre esta obra en 1987: "Testimonia con brillantez la rapidez con que España, apartada durante tanto tiempo de corrientes innovadoras de la investigación, ha asimilado y hecho fructificar lo mejor de las aportaciones formalistas, estructuralistas y semiológicas".

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Rodríguez Almodóvar (Alcalá de Guadaira, 1941), doctor en Filología Moderna y catedrático de instituto de Lengua y Literatura, fue un pionero al utilizar una metodología semiótico-estructural a la hora de estudiar los cuentos de tradición oral. "La publicación en Alianza Editorial le da al libro un respaldo definitivo. Es un poco el libro de mi vida", comenta Rodríguez Almodóvar. "Cuentos al amor de la lumbre me llevó 10 años de trabajo. Mi primera grabación a una campesina de Carmona fue en 1969. Pero andaba enredado con mi tesis, que era sobre la estructura de la novela, y aparqué mi investigación sobre los cuentos. Retomé mi trabajo en 1973. La primera edición de Anaya fue en 1984. Por eso, hablo de unos 10 años de trabajo", explica.

Rodríguez Almodóvar nunca se planteó su tarea como dirigida al "gran público, sino como un trabajo de investigación". Por ello, ha sido tan agradable la sorpresa del éxito. La primera versión del libro -Cuentos maravillosos españoles- fue publicada por la editorial Crítica en 1982. Esta obra tuvo tres reediciones en Crítica.

Los capítulos de Cuentos al amor de la lumbre hablan a las claras de su exquisita voluntad de ordenamiento y clasificación. Rodríguez Almodóvar distingue entre tres clases: Cuentos maravillosos, Cuentos de animales y Cuentos de costumbres. A partir de ahí establece divisiones dedicadas a Blancaflor, Juan el Oso, El príncipe encantado, La princesa encantada, La princesa y el pastor, La niña perseguida, Los niños valientes, La ambición castigada, Tontos, Mujeres difíciles y Correrías del lobo y la zorra, entre otras. Y, a su vez, cada uno de estos apartados se subdivide en cuentos determinados. Así, el cuento La princesa que nunca se reía se encuadra en la división La princesa y el pastor, que, a su vez, pertenece a la clase de Cuentos maravillosos.

El profesor recuerda la falta de estudios sobre cuentos cuando abordó su trabajo. "El cuento de tradición oral fue un asunto que lamentablemente desapareció de la investigación española porque Menéndez Pidal no tuvo tiempo de entrar en él y sus discípulos no se atrevieron. Y tampoco había un método. Puse a la par la investigación sobre el método y la recogida in situ de material. Tuve la suerte de encontrarme con Vladimir Propp en el momento oportuno. Si no hubiera sido por Propp, me hubiera perdido en la selva. Tengo a Propp como la Biblia", señala Rodríguez Almodóvar.

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"Cuando analicé los cuentos, a mí lo que me guió fue el sentido, que está hecho a base de estudios antropológicos, semiológicos, de estructuralismo... En lugar de buscar las variantes, busqué las invariantes. Me basé en el método del arquetipo", indica.

La tertulia campesina

"En mi teoría, el arquetipo de un cuento popular es la versión resultante que se obtiene al comparar muchas versiones particulares de un mismo cuento, hasta conseguir que el texto se parezca lo más posible a la versión dominante en la única etapa a la que todavía podemos tener acceso, aunque sea restringido, y que no es otra que la de los comienzos del siglo XIX, justo cuando empieza también el declive de los cuentos orales en su medio natural: la tertulia campesina", señala Rodríguez Almodóvar en el prólogo a la edición de bolsillo.

"Incluso añado cosas que se han perdido. Si la estructura me dice que es así, ¿por qué no lo voy a hacer? Lo que he hecho con algunos cuentos es como un trabajo de restauración, como el de un arqueólogo o un arquitecto que actúan sobre una base segura. Esto es algo que no se atreven a hacer los folcloristas porque no saben qué es lo que falta en el cuento. Y, en cambio, yo sí que lo sé", continúa Rodríguez Almodóvar.

"Propp es el Copérnico de la ciencia del folclor y de los cuentos. Y, desgraciadamente, no acaba de entrar en la Universidad española. La viejecita que no sabía leer y contaba los cuentos tenía que tener una guía inconsciente. Y esta guía no era la memoria. Propp descubrió esta guía, esta estructura. Es un sistema latente que daba seguridad al narrador popular", dice Rodríguez Almodóvar.

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