La culpa fue de Djordjevic
La historia podría resumirse así: Djordjevic, lección primera. De cómo un partido que camina torcido puede cambiar su rumbo por el simple hecho de que un tipo desquicie al rival con todas las artimañas habidas y por haber; Djordjevic, lección segunda: de cómo un sólo jugador puede despertar a todos sus compañeros, en defensa y en ataque, por activa o por pasiva, contagiándoles incluso la sangre en la mirada. Apareció Sasha Djordjevic en su estado natural y el partido explotó. La ficticia igualdad saltó hecha añicos y el Madrid se llevó un triunfo incontestable. 36-39 rezaba el marcador al descanso y 65-50 diez minutos después. ¿La culpa? De Djordjevic, faltaría más.De la mirada pasaron al insulto, del insulto al empujón y del empujón al manotazo. De ahí al codazo la distancia es irrisoria. Djordjevic y Antúnez frente a frente. Sin intermediarios. Sin más juez de paz que alguno de los árbitros. "Por muy estrella que sea, no estoy dispuesto a que ni él ni nadie me avasalle", dijo Antúnez al finalizar el choque. No le avasalló, que Antúnez es valiente y se marchó del pabellón con la cabeza alta. Pero ganó el Madrid. Y lo hizo de calle.
REAL MADRID 91
BREOGÁN LUGO 72Real Madrid: Djordjevic (18), Alberto Angulo (7), Alberto Herreros (14), Scott (20), Struelens (18); Galilea (0), Lucio Angulo (10), Iker Iturbe (4) y Gnad (0). Breogán Lugo: Antúnez (7), Mason (13), Sanmartín (0), Davis (21), Zwikker (8); Iker Urreizti (6), Sergio Luyk (8), Richmond (8), Odriozola (0), Legasa (0) y Pérez (1). Árbitros: Guillén, Sánchez Romero y Rosado. Algo más de 3.000 espectadores en el Pabellón Raimundo Saporta de la Ciudad Deportiva del Real Madrid. En otros partidos disputados ayer se dieron los siguiente resultados. Unicaja, 71; León Caja España, 52. TAU Cerámica, 77; Canarias, 64. TDK Manresa, 75; Bruguer Joventut, 79. Girona, 90; Caja Cantabria, 71. Barça, 89; Cáceres, 74.
El Breogán murió con las botas puestas, eso es cierto. Es el gallego un equipo que sólo ha ganado un partido, pero menudo partido. El Barça fue su víctima, en un choque en el que Sanmartín consiguió 33 puntos. Pero ayer Sanmartín consiguió exactamente cero puntos, por lo que cualquier esperanza del Breogán quedó en manos de un Davis inmenso que, sin embargo, no es tan inmenso como para detener el mismo día a Scott y Struelens.
El caso es que el marcador anduvo más o menos parejo hasta que, tras el descanso, Djordjevic echó mano de su catálogo de argucias, que es extenso en lo bueno y en lo malo, y se acabó lo que se daba. Tocó el serbio a rebato, logró un triple y le lanzó un beso a Antúnez. Luego llegaron las miradas, los empujones. En suma, el desafío. Lo ganó Djordjevic, claro, para goce del público y, por ejemplo, de Scott, que celebró la canasta del partido con un bailecito al que no le faltaron ni arte ni descaro. Será, quizá, que todo se pega.
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