"Dalí era sexualmente infantil, "voyeur" y masturbador"
Cáustico, corrosivo e incorregible, Albert Boadella (1943) marca un hito en el teatro español de finales de siglo con su compañía de siempre, Els Joglars. Sometido a consejo de guerra en 1978 por representar La Torna, su carrera integra títulos memorables como Bye, bye, Beethoven, Yo tengo un tío en América o Ubú president. Su último ingenio escénico ha sido bautizado como Daaalí y se presentó recientemente en el Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz.Pregunta. ¿Quién es este Daaalí?
Respuesta. Es ante todo una apología de la individualidad, de la independencia absoluta, de decir y hacer lo que te pase por la cabeza en cada momento. Frente a las grandes corrientes de pensamiento, a la ética, a la moral, a lo políticamente correcto, rompe esquemas. Tenía un gusto muy ampurdanés de llevar la contraria.
P. ¿Fue Salvador Dalí más filósofo que clown?
R. Sin duda. Él se hizo una careta divertida para los medios de comunicación, que lo hacía reconocible para todo el mundo. Pero tenía un conocimiento del arte absolutamente excepcional, era un gran escritor, muy disciplinado... y premonitorio acerca del futuro del mundo del arte. Dalí predijo que la abstracción era un camino sin salida.
P. ¿Hasta qué punto se identifica usted con la consigna Sólo nos queda molestar?
R. Bueno, yo soy mucho más conservador que Dalí, más tradicional si se quiere.
P. Pero, ¿calcula el efecto que van a producir sus provocaciones?
R. Es algo que encuentro a medida que voy trabajando. Hay excepciones, como Ubú President, que es una sátira directa en la que primero afilo los cuchillos. Con Daaalí, en cambio, pensé que no causaría ningún tipo de provocación, aunque el personaje sea provocador de por sí. Pero el arte contemporáneo es el último mito del siglo XX, y Dalí la emprende con él: he ahí la transgresión.
P. ¿Le gustará a Ian Gibson la obra?
R. Gibson es un gran biógrafo, pero en el caso de Dalí no ha estado del todo preciso. Ha escrito un Dalí que da la sensación de que todo lo tenía previsto. En el asunto directo de la homosexualidad con García Lorca, tampoco es exacto. Dalí era sobre todo un hombre sexualmente anclado en su infancia: era masturbador y voyeur.
P. ¿Qué clase de obra le inspira Maragall?
R. Creo que al principio no daría para ello, pero si se quedara unos cuantos años en el poder... todos acaban convirtiéndose en Ubú. Por otro lado, Maragall se ha inventado un antídoto importante, la limitación del periodo de gobierno a ocho años. Deberían hacerlo todos: de lo contrario, se convierten en figuras patológicas.
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