Los dos tránsfugas del PSOE de Móstoles están dispuestos a dar el gobierno local al PP
Los concejales Mariano Bonilla y Carlos Gallo, expulsados del PSOE de Móstoles (195.300 habitantes) por pedir su ingreso en el Grupo Mixto del Ayuntamiento, están dispuestos a pactar con los 13 concejales del PP, hasta ahora en la oposición. Ese acuerdo permitiría a los populares arrebatar a la coalición PSOE-IU el gobierno municipal de la segunda ciudad más poblada de Madrid. Los tránsfugas justifican su disponibilidad en el deseo de "acabar con una crisis que perjudica a los ciudadanos". Ambos dijeron ayer que prefieren un pacto para todo el mandato.
Los dos tránsfugas socialistas no harán distingos de siglas a la hora de ofrecer sus apoyos. "Si quieren un gobierno a cuatro bandas, pues a cuatro, y si tiene que ser sólo con el partido que tenga la capacidad de gobernar porque ostenta la mayoría , pues con ése", advirtió Mariano Bonilla.La única condición para el pacto de los dos concejales expulsados del PSOE es la existencia de "un programa con objetivos concretos, plazos marcados y carácter público", con independencia del grupo político que lo plantee. Según ellos, el acuerdo general debería cuajar "lo más pronto posible". Además, prefieren que sea para toda la legislatura en lugar de sobre cuestiones concretas. "A nosotros no nos interesa mantener esta situación porque perjudica al ciudadano de Móstoles, así que hay que sentarse cuanto antes a hablar sobre el futuro del municipio en términos de coherencia y diálogo", justificó uno de los ediles díscolos.
En caso de que las negociaciones con los grupos no fructificaran, los tránsfugas del PSOE están dispuestos a ejercer "de oposición" al gobierno al que pertenecían hasta ayer. "Votaremos en conciencia en cada pleno, es decir, unas veces lo haremos contra el PSOE, otras, nos abstendremos y otras, les apoyaremos", anticipó Bonilla.
El primer desafío para José María Arteta (PSOE) como alcalde en minoría se registrará en el pleno ordinario de hoy, que lleva sólo siete puntos en el orden del día y ninguno crucial, en principio. Los dos ediles del mixto planean estrenarse hoy mismo, proponiendo que una comisión de investigación averigüe por qué "el Ayuntamiento ha perdido, al parecer, 3.000 millones de pesetas en impuestos al prescribir el periodo de recaudación ejecutiva, porque no se notificó ni publicó en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid", avisaron.
Los representantes del PP regional y local coinciden en su escueta respuesta al brindis de los dos concejales tránsfugas: "Nadie nos va a marcar la agenda", argumentaron ayer. Se mantienen a la expectativa, al menos hasta el pleno de hoy.
Por su parte, el secretario general de la FSM, Jaime Lissavetzky, expresó ayer su confianza en que el PP respete los criterios del denominado "pacto contra el transfuguismo" en el caso de los dos ediles de Móstoles. "Nosotros seríamos consecuentes con el pacto antitransfuguismo si hubiera ocurrido lo contrario", señaló. El regidor Arteta sigue "abierto al diálogo", pero, entretanto llega, ha cambiado el equipo de gobierno, del que sale reforzado su antagonista en las elecciones primarias del PSOE de Móstoles y edil de Cultura, Iván García. El alcalde Arteta le da la segunda tenencia de alcaldía (la primera la tiene un concejal de IU) y un asiento en la comisión de gobierno. Alfonso García, titular de Nuevas Tecnologías, se hace cargo, además, de Vías y Obras (antes de Bonilla) y se agencia un puesto en la comisión gubernamental.
La estabilidad de Móstoles saltó por los aires el 15 de octubre, cuando acababan de cumplirse los primeros cien días de mandato de la coalición PSOE (11 concejales) e IU (3). Las razones que esgrimieron los dos concejales socialistas para pedir su paso al Grupo Mixto fueron "políticas y de gestión". Tanto Bonilla como Gallo se confesaron "hartos de soportar componendas familiares a la sombra del alcalde" y de aguantar a compañeros "endiosados de tanto viajar en coche oficial y pisar moquetas". Les acusaron de no darse cuenta de que " la política es para servir al ciudadano y nunca para servirse de un cargo".
Gallo se despachó entonces con el secretario general de la Federación Socialista Madrileña, Jaime Lissavetzky, y con el alcalde mostoleño, José María Arteta, acusándoles de "cínicos e hipócritas" por fingirse sorprendidos al enterarse de su marcha al Grupo Mixto. "Ambos sabían que nos íbamos porque yo se lo había advertido en reuniones personales previas y no hicieron nada", recordó Gallo.
En cuanto a la gestión municipal, los tránsfugas echaron en cara al regidor "desaguisados" como el del parque urbano Prado Ovejero, que, según ellos, "no se puede inaugurar porque en el proyecto no hay caudal de agua suficiente para regarlo".
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