Crivillé celebra con su gente el mayor éxito de su carrera
El campeón de 500cc fue remojado en la piscina y acabó la fiesta en una discoteca
El día más feliz de Àlex Crivillé acabó en el agua. La piscina del hotel Sheraton de Río de Janeiro fue escenario, en la medianoche del domingo, de la celebración del primer título mundial de 500cc conquistado por el motociclismo español. El nuevo campeón inauguró el baño, ayudado por los miembros de su equipo. Después, todos ellos siguieron el mismo camino.Allí estaban Sete Gibernau y Tadayuki Okada, los otros dos pilotos de Repsol Honda. También todos los técnicos, mecánicos y directores de la escudería; y Ana Nogué, la novia de Àlex; y un grupo de familiares, amigos y admiradores, algunos llegados desde Seva especialmente para la ocasión.
Casi toda la colonia española en el Mundial se reunió para compartir el momento histórico: Ángel Nieto y sus dos hijos, Gelete y Pablo; Emilio Alzamora, Sito Pons, Jorge Martínez Aspar, Batiste Borja, el brasileño Alexandre Barros... Todos acabaron en el agua. Y al final, al protagonista le ayudaron a repetir.
Hubo tiempo para degustar una tarta conmemorativa, a la que alguien colocó tres velas. Crivillé rápidamente corrigió el despiste: dejó sólo una para reflejar su primer título mundial de 500cc. "Ahora ya lo he hecho todo, creo que ya podría morirme", decía Àlex. La fiesta estuvo bien regada por la caipirinha brasileña y terminó en una conocida discoteca de Copacabana.
La pista de baile, como un rato antes había pasado en la piscina, acabó pareciendo la ONU, de tantas nacionalidades como se juntaron. Es la característica principal del equipo campeón. Las gentes que han estado detrás del éxito de Crivillé son su técnico Gilles Bigot (francés), sus mecánicos Javi (español), Mark (neozelandés), Cédric (francés) y Dougie (australiano), el director Shoji Tachikawa (japonés) y el coordinador Roger Van der Borght (belga).
Ellos forman el mejor equipo del mundo de las motos, que el domingo premió a su líder, el muchacho de Seva, con un regalo especial: la Honda NSR 500 con la que ha conquistado el título lucirá a partir de ahora en el pequeño museo de casa de los Crivillé y podrá ser colocada junto a la JJ Cobas 125 con la que ganó el Mundial de la cilindrada más pequeña hace 10 años.
Para la escudería Repsol Honda, la del piloto catalán es la cuarta corona consecutiva en la categoría reina, después de las que el australiano Mick Doohan obtuvo en 1995, 1996, 1997 y 1998. A éstos hay que sumar otro campeonato más, el primero de los cinco de Doohan, logrado en 1994 por la marca japonesa antes de que la patrocinara la compañía petrolera española.
El dominio en estos años no admite discusión: en los últimos 72 grandes premios, los pilotos Repsol Honda han logrado 52 victorias, es decir, el 72%. Estos resultados se apoyan en la mayor estructura del Mundial. Detrás está una multinacional como Honda, con su departamento de competición HRC, y un cuartel general en Europa ubicado en Aalst (Bélgica), en el que trabajan más de 30 personas, las que se desplazan habitualmente a las carreras.
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