Relevo en la Unesco

POR VEZ primera en su historia, la Unesco va a tener un director general originario de Asia, el continente más poblado de la Tierra. La designación del diplomático japonés Koichiro Matsuura para el cargo, en el que sucederá al español Federico Mayor Zaragoza, representa así toda una novedad, aunque a nadie se le oculte que Japón es el principal contribuyente a esta organización encargada de fomentar la cooperación cultural internacional. Tarea básica de Matsuura será, después del retorno del Reino Unido por decisión de Blair, conseguir que Estados Unidos se reincorpore a la Unesco, de la que se salió en 1984 por la mala gestión de sus fondos y el planteamiento nada liberal que tenía entonces sobre los medios de comunicación. En una época en que los productos culturales y científicos de EE UU tienen tanto peso, la Unesco seguiría coja sin su participación.La designación de Matsuura por el Consejo Ejecutivo de la Unesco, que ha de ratificar el 12 de noviembre su Asamblea General, ha sido reñida, lo que refleja el interés por esta organización tras los doce años de buen mandato de Mayor Zaragoza. La gestión de éste ha contribuido a sanear la imagen de la Unesco, a profesionalizarla, a abrirla a nuevos campos como la investigación de la paz o la bioética y, en general, a adaptarla a los cambios científicos y educativos de la era de la información. El actual presupuesto de la Unesco es muy insuficiente para lo que se demanda de ella. De ahí que sea necesario volver a reflexionar sobre esta organización, que puede tener un papel primordial a la hora de contribuir a evitar los choques entre culturas e identidades, tan propios de este final de siglo.

Con Mayor Zaragoza, España pierde un puntal en el ámbito internacional, que, unido a la salida de Carlos Westendorp como representante en Bosnia, marca una tendencia negativa que hay que corregir.