Dos lagunas le costaron el partido al Sevilla

El Sevilla se fue ayer de Valladolid de vacío y todavía no sabe el motivo. El equipo de Marcos Alonso estuvo bien durante casi todo el partido e incluso tuvo más oportunidades que su rival pero sólo consiguió un gol y tuvo dos lagunas que le costaron el partido. Mientras el Valladolid aprendió unas cuantas lecciones: la primera, que Eusebio no es la panacea. Ayer no fue el hilo conductor de todo lo que hace su equipo y evidenció que a lo peor no está para jugar los partidos completos. También aprendió el Valladolid que el trabajo en su defensa no está ni a medio hacer. Sus ajustes están oxidados y ayer pudieron costarle algún disgusto mayor que el gol de Otero.Por último aprendió a ganar contra corriente, sin jugar bien, a hacer goles sin tener una docena de oportunidades. El Valladolid de ayer negoció bien sus opciones pero fueron tan escasas que a poco peor que hubiesen ido las cosas el Sevilla, que echó de menos a Tsartas, le habría pasado por encima.

En el minuto cuatro, Congo convertía en gol una jugada de Víctor, y la situación fue tan nueva que el Valladolid no supo administrarse porque Eusebio no entró en contacto con la pelota, porque a Víctor no le llegaron balones, porque Rodrigo no era el de otras tardes y porque el Sevilla se centró.

Marcos decidió mover ficha y puso en el campo a Tsartas y Zalayeta. Sin embargo, en ese momento aparecieron Rodrigo y Víctor para hacer caja del dominio anterior. El Sevilla había tenido el choque en sus manos y cuando peor estaba el Valladolid le había dado oxígeno. A medida que el Valladolid ganaba solidez, el Sevilla avanzaba en su descomposición y al final la expulsión de Marchena terminó de anegar las pocas energías que le restaban.