Una exposición reúne en Córdoba los mejores lienzos de la Escuela Cuzqueña
Las mejores pinturas de la famosa Escuela Cuzqueña, obras que producían los artistas incas siguiendo los modelos iconográficos europeos, viajan por primera vez a Europa en la muestra organizada por la Obra Social y Cultural de CajaSur. Perú, fe y arte en el virreinato, que se inaugurará el próximo viernes en Córdoba, reúne 51 lienzos realizados entre los siglos XVII y XVIII por artistas como Diego Quisque Tito, Basilio Santacruz Pumacallao o Marcos Zapata.
La exposición, que podrá verse después en Sevilla y Madrid, cierra la primera parte del proyecto de colaboración de la caja de ahorros cordobesa con museos públicos y privados de Perú y que comenzó en marzo con la muestra Tesoros del Perú antiguo. "Aunque algunas de estas obras habían participado en otras exposiciones, nunca habían salido juntas tantas piezas. Solamente de la colección privada del embajador Celso Pastor de la Torre hemos conseguido que puedan verse en España 26 cuadros de pintura virreinal", comenta Luis Hurtado, comisario de la muestra.Los lienzos, que estarán en la sala Museística de CajaSur hasta el 15 de noviembre, proceden también de otra colección privada, el Museo Pedro de Osma, así como del Museo de Arte de Lima y del Museo Nacional de Antropología, Arqueología e Historia del Perú.
"La Escuela Cuzqueña es el resultado de las influencias de la pintura italiana, francesa y especialmente de la española en los artistas incas. Sus modelos eran los lienzos que llegaban de Europa y los grabados que ellos llamaban estampitas. Aunque aparentemente la iconografía es la misma, los incas introducían elementos de su cultura. El resultado es un sincretismo religioso y estético", explica Hurtado, quien también ha comisariado las otras dos muestras sobre arte peruano organizadas por CajaSur. La pérdida de los volúmenes, de lo que resulta una pintura más plana, es una de las características fundamentales de estas obras. Junto a los famosos ángeles arcabuceros, figuras con armas y plumas similares a las de los gobernantes incas, aparecen fauna y paisajes autóctonos. El borriquito de muchos de los lienzos se convierte en las obras cuzqueñas en una llama, los colores vivos sustituyen a tonalidades más suaves y los santos aparecen con rasgos indígenas.
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