Jordi Esteva muestra en el Círculo imágenes de un África oculta
En un intento de huir de la imagen tópica de un África habitada por brujos y hechiceras, el fotógrafo Jordi Esteva (Barcelona, 1951) recorre en la exposición Viaje al país de las almas un continente que encierra una sabiduría útil para una forma de vida concreta. Esteva persigue con este trabajo, en el que ha invertido dos años, reflejar algunas tradiciones que se ven amenazadas por el avance del islam y el cristianismo, según el autor. Y ha querido enseñar, además, un África que también ríe.
Los primeros colonizadores y misioneros que llegaron a África fueron los primeros interesados en confundir la sabiduría ancestral con trucos de hechiceros, brujas y charlatanes, para demostrar que eran culturas primitivas que necesitaban ser evangelizadas, explicó Jordi Esteva en la presentación de la exposición Viaje al país de las almas, que permanecerá abierta hasta el 1 de noviembre en el Círculo de Bellas Artes.El escritor y fotógrafo indaga a través de los rostros, personajes y ritos ancestrales, en ese África oculta y muestra una sabiduría tradicional (denominada animismo), que siempre ha seducido a los creadores. "El animismo es una concepción de vida y una manera de estar en el mundo que se basa en el monoteísmo y en la idea de un creador único. Y que además mantiene unas prácticas que no deberíamos despreciar: conocen exhaustivamente las plantas del bosque y sus remedios, algo que sería de gran utilidad para la aplicarlo a la biogenética. Perder esto sería una barbaridad, porque ellos son los únicos que acceden a ese conocimiento", indicó el fotógrafo y escritor.
Movimiento intelectual
El animismo es hoy también una opción política en África, según Esteva. Defender esta sabiduría ancestral supone un fenómeno de resistencia a la mundalización, indicó. "Hay intelectuales que piensan promover el animismo como una manifestación más de la aventura del hombre, no como una superchería, y buscan que sea aceptado como lo son el cristianismo y el islam, que avanzan espectacularmente en África. Yo necesitaba transmitir ese mundo oculto que se va ", añadió el autor de Mil y una voces (El País-Aguilar), un libro de conversaciones con artistas e intelectuales de las dos orillas del Mediterráneo acerca de las sociedades árabes y el islam.A Esteva, que ha viajado con su cámara a varios continentes, no le fue fácil acceder a los santuarios africanos, según contó: "Tenía que entrar siendo muy lúcido y sólo lo conseguí cuando pude llegar a una sacerdotisa de gran prestigio, porque son las mujeres las depositarias de esa tradición". Esteva, que no cree en los genios, admitió que ciertas prácticas les permiten acceder a unos terrenos mentales "imposibles para nosotros". En la muestra se pueden contemplar prácticas que el autor titula Ceremonia de trance en el bosque sagrado; El culto a los ancestros y la Entronización de un Komián.
Con esta exposición, que reúne más de 50 fotografías, el autor quiere mostrar, "un África distinta a la que llora, optimista; que es cruel, pero que también ríe".
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