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Las dudas del Defensor del Menor

Vicente González Olaya

El defensor del menor, Javier Urra, no tiene una respuesta "categórica" cuando se le pregunta sobre la petición de miles de padres de alumnos de que sus hijos tengan jornada continua en los colegios donde estudian. Por un lado, Urra considera que la jornada continua "se podría hacer", pero, por otro, destaca que implantar el nuevo horario (de 9.00 a 14.00) podría provocar, "debido a la organización laboral, problemas laborales gravísimos" para los padres que trabajan. El Defensor del Menor sólo acepta la jornada continua en el caso de que ésta vaya acompañada de actividades extraescolares por la tarde en los propios colegios, "que hagan compatible el horario escolar con la organización laboral de los padres".

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Y añadió: "Yo creo que podría haber un horario escolar específico, pero con otro tipo de actividades lúdicas y de aprendizaje. Es decir, no normalizadas, pero que amparen a los niños".

A pesar de estas palabras, Urra reconoció a renglón seguido que había que "hacer lo que sea mejor para los niños", y que "la jornada continua puede suponer que a los chavales se les deje a las tres de la tarde en casa", lo que significaría que muchos de estos chavales se convertirían en "lo que se ha dado en llamar niños-llave, que son niños que están muy pronto en casa y que no tienen a nadie a su alrededor, lo que podría ser un problema".

El Defensor del Menor destacó además "los aspectos solares" del clima español. Javier Urra explicó que las abundantes horas de sol de las que disfruta la Comunidad de Madrid "tienen que influir en la decisión que se tome". "Porque la escolaridad en España", explicó, "no es la misma que en los países nórdicos; nuestros horarios de sol son distintos. El día dura más y en verano hay que tener en cuenta además el fuerte calor de la tarde". "En Noruega, por ejemplo, la jornada continua resulta más lógica", insistió.

Por otra parte, Urra, que ayer compareció en la Asamblea para informar sobre la situación de los menores que viven en poblados marginales, recordó que el 75% de los 350 niños que viven en el Salobral y el Pozo del Huevo (Villaverde y Vallecas) abandonan el colegio a partir de los 13 años, a pesar de que la edad de escolarización acaba a los 16. La causa principal es que sus padres les obligan a cuidar de sus hermanos menores, aunque también hay otros motivos, como las dificultades del transporte diario.

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Sobre la firma

Vicente González Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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