Un incremento amenazante

El aeropuerto de Barcelona no ha dejado de ganar pasajeros desde su ampliación, poco antes de los Juegos Olímpicos de 1992. El pasado año se cerró con más de 16 millones de usuarios y un incremento del 7,49%, por encima incluso del de Madrid-Barajas, que fue del 6,99%. Este año, la tendencia se mantiene.Este incremento esconde, sin embargo, una sombra de amenaza sobre El Prat. Puede morir de éxito y quedar colapsado si no se acomete con urgencia una ampliación ya prevista pero aún no aprobada definitivamente. El acuerdo de fondo de las diversas administraciones implicadas sobre el plan director es casi total en lo que hace a las obras a realizar. Sigue, sin embargo, como discusión abierta cómo sea la gestión del aeropuerto. Desde Cataluña se reclama la transferencia de la misma a un consorcio formado por las administraciones locales y autonómica, con presencia de instituciones civiles como la Cámara de Comercio. Este consorcio podría asumir directamente la gestión o encomendarla a una empresa especializada que aplicara criterios diferentes a los actuales.

Las instituciones catalanas estarían dispuestas a recibir el aeropuerto aunque AENA (Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea) no traspasara la cantidad necesaria para su ampliación ya que afirma que es perfectamente rentable.

Los defensores de traspasar la gestión a Cataluña sostienen que Barcelona no será un hub (punto de redistribución de pasajeros hacia otros destinos), si sigue dependiendo de una Administración central que ha jugado siempre a mantener Madrid en primera posición, subordinando el resto de la red, incluida Barcelona.

Un segundo punto de debate es si el aeropuerto de Barcelona debe operar en solitario o formando una red con los de Reus y Girona, opción que defiende CiU exclusivamente.