Un tío en Australia
Cualquier artista, aunque nunca en su vida lo admita y diga justamente lo contrario, sueña con el día en que un mecenas descubra su obra y se dedique a promocionarlo por galerías y museos de todo el mundo. Algo parecido a este deseo, inconfesable para muchos, es lo que ha vivido el pintor Paco Pérez Valencia (Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, 1969).El resultado del sueño, algo así como tener un tío rico en Australia, es un cambio radical en su pintura que le ha llevado de la figuración a la abstracción. Su nueva obra puede verse desde el pasado lunes en la galería Isabel Ignacio de Sevilla. El artista, que ha titulado la muestra San Francisco, no presentaba una individual en Sevilla desde hace cuatro años.
Todo comenzó a finales de 1994 cuando Paco Pérez Valencia ofrecía su segunda exposición individual en Madrid, en la galería Alfredo Melgar. Un matrimonio australiano visitó la galería y compró dos óleos de la muestra, obras siempre dentro de la figuración, pero marcadas por el expresionismo.
"Yo no me explicaba nada de lo qué estaba pasando cuando, en febrero de 1995 y durante la feria de Arco, un galerista australiano llegó buscándome cómo si yo fuera alguien muy famoso", recuerda Paco Pérez Valencia. La solución al misterio estaba en la identidad de la pareja de compradores y es que la pintura del gaditano había conquistado el corazón de uno de los coleccionistas más importantes de arte contemporáneo de Australia que, además, esta casado con un reconocida crítica de arte.
Durante su estancia en Madrid, los responsables de Annandale Galleries, un espacio de Sidney especializado en arte contemporáneo europeo, acordaron realizar una muestra individual de Pérez Valencia que se organizó en 1997 con el título de Paintings.
"Fue un éxito. Vendí más que en toda mi vida. Cuando llegué y vi la colección que tienen los galeristas, con obras de españoles como Miró o Gargallo, me pregunté qué hacía yo allí. Tuve las mejores críticas de mi carrera y me trataban como si fuera el nuevo Picasso. A mí me daba vergüenza", dice el artista que con la exposición San Francisco hace como una segunda presentación en Sevilla, ya que su pintura ha cambiado radicalmente. En esa primera muestra en Australia, el pintor lo vendió todo, aún teniendo en cuenta que ocho de los lienzos eran de dos metros por uno. Después, ha participado en una colectiva en la misma galería y el próximo 5 de noviembre inaugurará otra individual, titulada El mundo ya es suficiente, en el New England Regional Art Museum.
La muestra en la galería Isabel Ignacio, abierta hasta el 3 de noviembre, está dedicada al artista y agitador cultural Paco Molina, fallecido en 1993, y una de las personas que más ha influido en la carrera de Pérez Valencia. "La referencia a Paco que tiene la exposición es la soledad que me provoca su ausencia. Son sentimientos expresados a través del color", dice el artista.
"Mi estancia en Australia provocó el cambio que estaba necesitando. La distancia, las grandes planicies y el color rojo me ayudaron a dar el paso que tantas veces había intentado sin éxito. En la pintura cuesta más despojarse de algo que incorporarlo. Por eso, cuando me entraba el miedo acababa metiendo figuras".
La serie principal que Pérez Valencia presenta ahora está formada por 21 óleos de 50x70 centímetros en la que predominan las piezas monocromas, verdes y azules. "El silencio del agua, el miedo al mar y al vacío son mis referencias", concluye.
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