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Guillermo Pérez Villalta resume todo su mundo simbólico en la muestra "Los cuatro elementos"

Margot Molina

Guillermo Pérez Villalta (Tarifa, Cádiz, 1948) resume todo su mundo simbólico en las pinturas, dibujos y esculturas de la muestra que inauguró el pasado martes en la galería Rafael Ortiz de Sevilla. Los cuatro elementos es un proyecto unitario que ha realizado especialmente para esta exposición. Pérez Villalta, uno de los grandes nombres de la Nueva Figuración española, piensa que Andalucía no promociona lo suficiente a sus artistas, algo que sí hacen otras comunidades y que, precisamente ahora que se celebra el Año de Velázquez, los artistas no deben olvidar la nobleza de su oficio. "El artista se está convirtiendo en un productor de objetos de consumo y eso es terrorífico", afirma.

"Hay que elevar la categoría del artista a un rango superior y volver a dignificar el arte produciendo pocas obras, pero de una excelente calidad. Ahora, que estamos celebrando el cuatrocientos aniversario de Velázquez, no debemos olvidar que fue él quien consiguió que arraigara en España el concepto de artista como alguien importante y con talento, no como un mero artesano", explica Guillermo Pérez Villalta. Este descenso de la calidad que sufre el sector, motivado por la urgencia del mercado, se suma, en opinión de Pérez Villalta a la escasa promoción que las instituciones andaluzas hacen de los artistas fuera de la comunidad. "Andalucía sufre cierto aislamiento, si se compara al protagonismo que han alcanzado los artistas de otras comunidades como la valenciana, la catalana o la vasca. Pienso que en parte se debe a que el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) no está funcionando aún a pleno rendimiento y es una pena porque aquí hay muchos artistas extraordinarios", dice. "Además, por si fuera poco, la burguesía andaluza continúa siendo reaccionaria en sus gustos artísticos. No es que apueste por lo tradicional, sino que es realmente reaccionaria", añade. Para el artista, que hace dos años fijó su residencia en Sevilla, todavía hoy continúan vigentes las ideas del autor de Las Meninas. "Es muy importante esa manera que Velázquez tenía de entender el arte como el espejo profundo de su tiempo", afirma. "Velázquez es el artista que más me ha influido ideológicamente. Pictóricamente, me he alejado de él porque es muy difícil aproximarse e imposible superarlo. Sin embargo, la obra de Velázquez me ha servido para entender el arte de una manera más profunda. En sus cuadros no hay ni una sola pincelada que no tenga un sentido", comenta. Las obras de Pérez Villalta, en las que cada elemento está meditado y tiene una razón de ser, avalan la defensa de la calidad que hace el pintor. La complejidad de su proceso creativo puede contemplarse en la exposición que inauguró el pasado martes en Sevilla. La muestra, titulada Los cuatro elementos, exhibe los bocetos de los cuatro óleos y los dibujos preparatorios de las cuatro esculturas de bronce. "La primera idea de la exposición consistía en hacer cuatro bajorrelieves circulares sobre las estaciones del año. Después comencé a relacionarlos con los cuatro elementos y pense representarlos como vasos-contenedores, para evitar que se consideraran esculturas y aproximarlos más al lado ritual de las piezas", explica el artista figurativo. Vasos rituales El resultado del proceso son cuatro vasos de bronce. Una lámpara de aceite representa al fuego y está rematada con una salamandra en la tapa; la tierra es un recipiente para cenizas con forma de flor de loto con una serpiente enroscada en la base; el aire tiene forma de tornado o trompeta y el agua, es una jarra recubierta con las ondas del cabello de Neptuno. Guillermo Pérez Villalta que ha recurrido a lo largo de su carrera a los mitos clásicos para reinterpretar el mundo sintetiza gran parte de su simbología en esta exposición. Los cuatro elementos, que podrá visitarse hasta finales de octubre, incluye también cuatro óleos y otros tantos dibujos. Mientras que en las pinturas, el artista presenta la idea de los elementos enmarcados dentro de pequeñas escenografías plagadas de símbolos; en los dibujos se ha servido del concepto clásico de templo para hablar de arquitectura, disciplina que siempre está presente en su producción. "El templo es la forma suprema de arquitectura de la que nacen todas las demás por degradación, es un espacio metafórico muy poco útil en nuestro tiempo", concluye el artista que no presentaba una muestra individual en Sevilla desde hace dos años.

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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