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El industrial que encarga 'teletubbies' a las cárceles carece de licencia, según la BBC

El industrial que encarga la fabricación de muñecos teletubbies en las cárceles de Badajoz, Navalcarnero, Brieva y Alcalá II carece de licencia para fabricar y comercializar ese producto, según confirmó ayer a este periódico Mario Sol, uno de los representantes legales en España de la BBC World, encargada de la distribución internacional de los muñecos de la famosa serie infantil de televisión.Mario Sol reconoció que su bufete tenía conocimiento de que en varias cárceles se venían fabricando de manera ilegal los muñecos de la popular serie británica que se emite por las cadenas autonómicas.

El abogado de la BBC no dio más detalles sobre el industrial que encarga los muñecos, pero confirmó que carece de permiso.

La policía investiga desde hace varios días a un industrial domiciliado en Móstoles por ser el supuesto cerebro del negocio de fábricación de teletubbies falsos. Los agentes sospechan que este empresario, propietario de varias tiendas en Móstoles, ha podido cometer un delito contra la propiedad industrial e intelectual.

Los muñecos que supuestamente vende el industrial se confeccionan en la cárcel de Brieva y Badajoz. Luego se terminan de montar en las prisiones de Alcala y Navalcarnero. Allí, las reclusas trabajan entre cinco y seis horas para poner los ojos y la boca a los peluches, según fuentes judiciales. PASA A LA PÁGINA 4

Los consumidores advierten del riesgo de los 'teletubbies' falsificados

VIENE DE LA PÁGINA 1El industrial sospechoso de enriquecerse con los muñecos falsos ya había sido denunciado en varias ocasiones por una multinacional cinematográfica por comercializar productos sin etiqueta, según fuentes policiales. El área de Delincuencia Económica y Financiera de la Brigada de Policía Judicial cree que este comerciante no tiene permisos legales para distribuir los teletubbies que se confeccionan en las cárceles.

La Dirección General de Instituciones Penitenciarias (dependiente del Ministerio del Interior) ordenó ayer a las cárceles de Badajoz, Navalcarnero, Brieva y Alcala II, que, de manera cautelar, no aceptasen más encargos de dos empresas privadas para elaborar imitaciones de los muñecos televisivos en sus talleres.

La orden se produce después de que la policía abriese una investigación para saber si una parte de los 100.000 teletubbies ilegales que decomisó la semana pasada en tiendas de Madrid habían sido cosidos y montados en los talleres de la cárcel de Brieva (Ávila). Las reclusas trabajan por encargo de un industrial de Madrid que luego vende los muñecos a las tómbolas de las ferias y a mercadillos ambulantes.

El decomiso de los muñecos -cuyas historietas son seguidas por miles de niños de todo el mundo- es fruto de una denuncia por plagio presentada por la BBC World Widen, titular de la patente de los famosos teletubbies. Los dueños de las tiendas no han revelado a la policía la identidad de sus habituales proveedores.

Normas de seguridad

La Federación de Usuarios-Consumidores Independientes, por su parte, advirtió ayer de la proliferación de los teletubbies falsificados y del peligro que suponen para los niños, informa Servimedia. En un comunicado, la Federación explicó que los muñecos falsificados no cumplen las normas de seguridad que exigen las leyes y que, por tanto, suponen un riesgo. Dicen los consumidores que la tela, goma o pintura con que están hechos los muñecos pueden resultar tóxicas o inflamables.

También han descubierto casos en los que los juguetes tienen en su interior alambres con un extremo punzante que puede causar daño.

Para distinguir los muñecos "indocumentados", la Federación recuerda a los padres y usuarios que el producto debe llevar la marca de la Comunidad Europea, la identificación del fabricante o importador, las intrucciones de uso, incluyendo la edad a la que se dirige el producto, así como un código de barras identificativo.

En su comunicado, la Federación de Usuarios señala que los muñecos sin identificación se comercializan a precios que van de las 500 a las 1.000 pesetas, mientras que las piezas que cumplen la normativa se venden por 4.000, 5.000 y 8.000 pesetas, de acuerdo con el tamaño del producto.

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