Un estadio vacío y un centenar de 'ultrasur'
El estadio Santiago Bernabéu se alejó ayer más que nunca de las noches mágicas de la Copa de Europa. Las gradas presentaban un aspecto desolador. La modestia del rival, el Molde noruego, y los elevados precios -entre 2.000 y 9.000 pesetas- desanimaron a los aficionados madridistas, también algo saturados de los numerosos partidos que se están disputando en este inicio de la temporada.Los que no fallaron fueron los ultrasur. Los hinchas radicales del Real Madrid entraron en el estadio minutos después de comenzar el encuentro. Lo hicieron por la tribuna a la vista de todos, en fila india y se situaron justo detrás de la portería del fondo sur, el lugar del que salieron hace un año, castigados por su imprudencia.
Durante los 90 minutos se mantuvieron en pie, a pesar de las consignas de los empleados del estadio, que les pedían que continuamente que se sentaran. Los ultras se dedicaron a saltar sobre los asientos y a entonar sus cánticos habituales. Una de sus víctimas fue el ex seleccionador Javier Clemente, encargado ayer de redactar para la UEFA el informe técnico del encuentro.
Juan Onieva, vicepresidente del Madrid, manifestó que no había visto nada raro en el compotamiento de los ultrasur, y que éstos no habían provocado incidentes. "Los aficionados del Olimpiakos también estuvieron de pie durante el partido que jugamos la semana pasada en Atenas", se justificó el dirigente.
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